jueves, 27 de diciembre de 2007

Il favoloso Mario del Monaco

Los seguidores del inmenso Mario del Monaco estamos de enhorabuena. DECCA, que fue su discográfica durante toda su vida, acaba de lanzar un estuche con tres discos y un libro interior dedicado a la figura de este cantante y yo tengo la suerte de contar ya con un ejemplar. El primero de los tres discos está dedicado a Verdi. Se abre con extractos de su primer Otello de estudio, grabado con Alberto Erede en el 54, aunque para el Niun mi tema se ha elegido la grabación con Karajan en el 61, en la que tenía el papel mucho más interiorizado. En ese mismo disco encontramos ejemplos de los que fueron sus grandes papeles verdianos en su madurez (Alvaro en la Forza, Macduff en Macbeth, Ernani...) así como una muestra de como se desenvolvía en papeles más líricos como el Alfredo de La Traviata o el Duca de Rigoletto, papeles que cantó con frecuencia en los primeros años de su carrera (recordemos que debutó en 1940) y que posteriormente abandonó para dedicarse a un repertorio más pesado que se adaptaba mejor a sus características vocales. El segundo disco está dedicado a Puccini y al verismo, con fragmentos de óperas de Boito, Ponchielli, Mascagni, Leoncavallo, Giordano, Cilea y Zandonai. Es en este repertorio donde Mario del Monaco se encuentra más cómodo, ofreciendonos momentos de una intensidad estremecedora. El tercer disco del pack contiene grabaciones que nunca fueron publicadas (destacan dos fragmentos de una Norma de estudio de 1958 con Giulietta Simionatto como Adalgisa en los que del Monaco está fantástico), rarezas como el aria de Le Cid de Massenet en francés o In Fernem Land de Lohengrin en alemán y curiosidades (¡Tonight, de West Side Story con Mantovani y su orquesta!).

El libro que acompaña estas grabaciones consta de dos partes: Una voz inmortal, escrita por Elisabetta Romagnolo, en la que se nos ofrece un resumen de la carrera del gran Mario y Mi Otello, extractos de una entrevista concedida a Mario Morini en 1966 en la que el propio del Monaco explica cómo se enfrentó por primera vez al reto de cantar Otello, cómo lo preparó y de qué manera varió su interpretación del moro con los años. Todo esto se completa con cientos de fotografías en las que vemos al cantante con su familia, en el teatro, en compañía de otros cantantes legendarios (Tebaldi, Simionatto, Merrill, Protti, Bastianini...). También aparecen algunos documentos curiosos, como el telegrama que le mandó Wieland Wagner para preguntarle si era capaz de cantar Lohengrin en alemán y si estaba disponible para el siguiente festival de Bayreuth.


Me he dejado lo mejor para el final. En el disco dedicado a Verdi, aparte de los extractos de sus Otellos de estudio ya comentados, tenemos cuatro extractos de su debut en el papel del moro que tuvo lugar en el Teatro Colón de Buenos Aires el 21 de julio de 1950, cuando el tenor tenía 35 años. Según cuenta el propio Mario del Monaco, cantar Otello era su máxima aspiración desde que inició su carrera, pero el papel le inspiraba un temor reverencial. No es para menos, además de lo durísimo que es el papel de por sí, un autentico rompe-gargantas que hacía que casi todos los tenores que se aventuraban a cantarlo lo hicieran al final de sus carreras, cuando ya no tenían nada que perder, estaba la sombra del primer Otello, Francesco Tamagno, una figura elevada a la altura de mito con la que la comparación era inevitable. Decían los que le habían escuchado que durante los arranques de furia de Otello en escena su voz era tan atronadora que llegaba a apagar las lámparas del teatro. No fueron pocos los cantantes que, teniendo la vocalidad adecuada para enfrentarse al papel, tuvieron miedo de la comparación y nunca llegaron a cantarlo. Mario del Monaco sí se enfrentó al reto (en un estado de pánico absoluto y tras haber intentado convencer al director, Antonino Votto, para que le permitiera abandonar, según cuenta él mismo). Escuchemos el resultado, empezando por su primera intervención en la ópera, el Esultate! que se convertiría en marca de la casa a lo largo de su carrera y donde, a pesar de la mala calidad de sonido, se puede apreciar sus características más importantes, el squillo o timbre broncíneo de sus agudos y su inacabable fiato, que le permite mantener las notas y atacar las siguientes sin señal de ahogamiento.


Click para escuchar "Esultate-88"

Seguimos con un Ora e per sempre addio cantado muy a la verista, con fiereza quizá excesiva en los acentos pero que consigue arrancar los aplausos del público.

Click para escuchar "Ora-e-per-sempre-addio"

Si en el fragmento anterior el público aplaudía el apasionamiento de Mario del Monaco, en este fragmento vamos a comprobar cómo es capaz de llevarlos al delirio. Dio! Mi potevi scagliar empieza con del Monaco intentando lo imposible, controlar una voz de caudal tan inmenso como es la suya, empresa de la que sale victorioso, si bien no faltan los arranques de pasión en determinados momentos, siempre colocados con la minuciosidad de quien era un perfeccionista obsesivo, capaz de pasarse días ensayando una misma frase hasta que conseguía darle la entonación adecuada. Mario del Monaco demuestra en este fragmento que era un gran actor además de un gran cantante, con una pronunciación perfecta del italiano y una gran capacidad expresiva. Al final, cuando libera toda su potencia vocal en O, gioia! uno no puede dejar de pensar que si las lámparas del teatro no hubiesen sido eléctricas, seguro que las habría apagado como hacía Tamagno. Tras ésto, la reacción del público no podía ser otra.

Click para escuchar "Dio-Mi-potevi-scagliar"

Llegamos al final de la ópera, Niun mi tema, el fragmento donde más se nota la influencia de Tamagno y de la tradición previa a del Monaco. Es inevitable comparar esta versión con otras posteriores en las que Mario del Monaco aporta un punto de vista mucho más personal, consiguiendo un resultado mucho más emotivo y menos truculento, sin los gritos y lamentos que usa en el momento de su muerte.

Click para escuchar "Niun-mi-tema-88"

7 comentarios:

Joaquim dijo...

Es mi primer tenor, como Tebaldi fue mi primera soprano, Bastianini mi primer barítono, la Simionato, que sigue siendo mi primera mezzosoprano i Siepi mi primer bajo.
Este era el equipo de la DECCA y de la serie Ace of Diamonds, que es con la que yo empecé. Dios mío, ¡Qué equipo!
Del Monaco hoy me sigue pareciendo un prodigio, aunque hay cosas, como su Duque de Mantua, que rozan el sacrilegio.
El Otello es de reclinatorio absoluto y la versión de estudio con Karajan, insuperada (for the moment).
He visto algunos vídeos realizados en el Japón y no estoy muy de acuerdo con lo de excelente actor. Su gestualidad es casi de cine mudo. Mejor escuchar la intención de las frases sin verlo, aunque oírle en directo, hubiera sido una auténtica pasada.
Gracias Titus por este recuerdo. Los fans de Del Monaco son (somos) aún legión.

Anónimo dijo...

Queridísimo Imperator:

Siempre es un placer leerte. Ahora mismo estoy invirtiendo mi tiempo en deleitarme con ese Cd2 del estuche de Del Monaco dedicado al verismo, y es que si hay algo que me deleite no es una vaca, es Mario Del Monaco. Es una gozada.

Ximo, con tu comentario me has recordado a Irving Kolodin hablando sobre Kraus respecto a su interpretación del Duque de Mantua.

Desde Themyscira, un saludo...

Barbebleue dijo...

Exultante Otello sin género de dudas. A la altura del mejor Verdi.

Estupenda evocación, Titus.

Titus dijo...

Ximo, es cierto lo que dices acerca de sus gestos de cine mudo. Al hablar de que era un excelente actor me refería más a la expresividad de su canto, sobre todo en ese "Dio! Mi potevi scagliar" que a lo puramente gestual, debí haberlo expresado mejor.

Titus dijo...

Ah, otra cosa para Aloma: Si Kolodin fue duro con Kraus, no quieras ni saber lo que dijo de del Monaco, y eso que hablaba de su Canio de Pagliacci, posiblemente su mejor creación después de Otello. En esto estoy de acuerdo con Ximo, del Monaco cantando el duca es como un elefante en la jaula de un canario. Y no quiero ni pensar cómo sonará su Edgardo, que también lo cantó, y en el Met nada menos.

Anónimo dijo...

Queridísimo Imperator:

Está bien que te pongas de acuerdo con Ximo de vez en cuando. Yo también lo estoy, pero no por ello he podido evitar pensar en Kolodin, ha sido un flash. Aunque mi naturaleza (tú lo sabes bien) es malvada, en este caso no lo era.

Una vez te pregunté cual fue la mejor creación de Del Monaco después de Otello. Estoy desarrollando mi opinión al respecto. Cuantas más piezas y obras musicales escucho, más amplío mi conocimiento. Llegaré a los cincuenta y estoy segura de que algo me quedará por escuchar, algo quedará por aprender... siempre. Es así, en cierto modo somos coleccionistas de un arte abstracto que está en continua evolución, y del que todavía quedan cosas por descubrir (y que conseguir...)durante el decurso del tiempo.

Desde Themyscira, un saludo...

Vissi d'arte dijo...

Ese charco de babas!!! Jajajajaja cómo te lo estarás pasando con las obras completas del Increíble Hulk :-P

Have fun ^^