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(K)ein Sommernachtstraum (No basada en Shakespeare), para orquesta.
“La pieza debería interpretarse en el marco de un concierto shakespeariano, aunque no haya en ella una conexión directa con Shakespeare. Sin embargo no es esa la razón por la que se titula (K)ein Sommernachtstraum (“(No) El sueño de una noche de verano”). Y eso es todo lo que cabe decir sobre mi rondó con aires de Mozart-Schubert”.
Uno tiene que querer a un compositor que habla sobre su música de forma tan enmarañada, llevándose la contraria a si mismo, especialmente si habla de una pieza tan provocativa –hay quien dice odiosa- como (K)ein Sommernachtstraum. Sin embargo Schnittke a menudo compone igual que escribe –como una serie de negaciones que se van cancelando unas a otras. El material se desarrolla a partir del combate y la inversión, de los aterradores agujeros de entre medio del propio material, del mensaje ambiguo que se lee entre líneas.
Este “mensaje ambiguo” en (K)ein Sommernachtstraum está inspirado, como dijo Schnittke más arriba, por Mozart y Schubert –pero no del todo. Schnittke añade: “Me gustaría aclarar que no robé todas las “antigüedades” de esta pieza. Las falsifiqué.” Este falso clasicismo vienés flota libremente por sus obras de finales de los 70 y los 80. Algunas obras llevan la marca de los falsos Mozart-Schubert como una herida letal, por ejemplo el Concierto para violín nº4 y el Concierto para viola y orquesta; otras obras, como su famoso Trio para cuerdas, se instalan completamente en el complejo Mozart-Schubert como un okupa en un edificio en ruinas.
En el caso de (K)ein Sommernachtstraum, Schnittke había compuesto la estructura principal un año antes, como un Gratulationsrondo (Rondó de felicitación) para violín y piano, con motivo del quincuagésimo cumpleaños de su amigo el violinista Mark Lubotsky. Esta pequeña obra de cámara puede pasar casi perfectamente como un movimiento sonata-rondó de la década de 1870, con unos pegadizos temas primario y secundario, un desarrollo, modulaciones “ideales” y una recapitulación completa.
Sin embargo no todo encaja: bajo la superficie del rondó, Schnittke marca esta obra como una falsificación, con quintas paralelas, líneas de bajos congestionadas, extraños cambios de tonalidades mayores y menores y otros recursos. Y son estas señas de lo falsificado las que fermentan y forman el cóctel Molotov de (K)ein Sommernachtstraum. Con la ayuda de una gran orquesta, Schnittke magnifica las grietas de su máscara clasicista; las pequeñas fisuras se convierten en grandes agujeros, rellenados con disonancias de lo más estridente e inapropiado y con agobiantes aglomeraciones de temas y motivos. Las sólidas melodías del siglo XVIII viran hacia obscenas y maliciosas marchas circenses; los solos provienen de solistas nunca vistos; las modulaciones ocurren en cinco tonalidades simultáneamente. El conjunto apesta a carnaval y al intento del carnaval de poner el mundo literalmente patas arriba.
Pero los carnavales son también muy divertidos, y Schnittke consigue caminar sobre la línea que separa el horror y el humor. La atmósfera le trae a uno recuerdos de El aprendiz de brujo –no la obra del compositor Paul Dukas, sino la animación que Disney realizó sobre ella para su película Fantasía, en la que una escoba cobra vida, se multiplica sin control y pasa de ser una simpática criatura a una monstruosa amenaza creciente.
Inevitablemente, todo desemboca en un desastre –debes pagar por la diversión- y (K)ein Sommernachtstraum alcanza su clímax con un desagradable manchurrón de acordes en clúster y cascabeles, tras lo cual la melodía inicial vuelve, trayendo consigo un profundo trauma. El efecto de esta pieza (su “qué”) está tan claro como una señal de stop, y ciertamente explica hasta cierto punto la popularidad de Schnittke. Pero entender el “por qué” de una pieza como esta no es tan simple; Schnittke ha confesado repetidas veces que le gusta la música que parodia, especialmente ese sonido “Mozart-Schubert”. Quizás su protesta no vaya dirigida contra la música en sí misma, sino contra el mundo que la utiliza, un mundo mucho más dañino que los propios pastiches atrevidos de Schnittke.
11 comentarios:
Interesantísima propuesta a la par que desconcertante, ya que efectivamente, no sabemos cual es la pretensión de Schnittke, que en absoluto me parece que pretenda hacer solamente un divertimento sin trascendencia, más bien diría que hay muchas cargas de profundidad lanzadas de manera muy certera, para motivar una sensación de falsa algarabía y dejarnos aturdidos en medio del caos y la desesperación que esta música me ha producido.
Fantàsti Titus. M'ha agradat molt!
Pues me parece francamente interesante. Al igual que el comentario de Brodsky que creo que resume perfectamente el conjunto de sensaciones que despierta Schnittke con esta travesura.
Estupendo post.
Por cierto, tan desconcertante como su música es la imagen del propio Scnittke. Si el otro día me recordó a Albert Pla, hoy por un momento he creido ver a Michael Douglas. Sí, lo sé, tendré que bajar mi dosis de afrancesada absenta...
Òndia, Titus!: M'ha agradat moltíssim!!!, i m'ha semblat magnífic el paral·lelisme que apunta l'autor de l'escrit que has traduït (moltes gràcies per la traducció, sigui dit de pas) entre aquesta peça i l'escombra de l'escena de “L'aprenent de bruixot” de la pel·lícula “Fantasia”.
Attiucs: Si bé a la fotografia que il·lustrava l'anterior post dedicat a Alfred Schinttke em recorda no sé a qui, però no a Albert Pla, a la fotografia que encapçala aquest altre “post” sí que m'ha fet pensar, a primer cop d'ull, en Michael Douglas, segurament pel sotet de la sotabarba..., o, ves a saber!, potser perquè avui, per dinar, he tornat a menjar sopa de peix i sempre hi poso una mica d'absenta. :)
PERDÓ!!!!! Volia dir "el sotet de la barbeta" i no pas "el sotet de la sotabarba". (Més que de l'absenta, aquest "lapsus" deu ser producte de la cervesa que m'acabo de beure) :))
Pues me alegro mucho de que os haya gustado la obra y el texto de Brodsky. Mientras lo estaba traduciendo dudaba acerca de si sería realmente interesante o si sólo me lo iba a parecer a mí. Por mi parte, si os ha gustado, ya doy por bien empleado el tiempo que invertí en la traducción.
Y entrando en el tema de los parecidos, si pudiésemos fusionar a Albert Pla y a Michael Douglas podría salirnos Schnittke.
Titus,
Això és un superpost. No saps com m'ha agradat escoltar la composició d'aquest músic d'estrany cognom i expressió multifacial. M'imagino una orquestra d'aire mozartià, plena de nois fins i emperrucats, obedients com autòmats a la partitura fins que...pam, comencen a perdre disciplina deixant pas a dissonàncies i sorolls sorprenents... per tornar a refer la melodia i tornar-la a espatllar. El teu text ja valia el comentari així com la traducció però...xiquet, aquesta música ha estat massa.
Una abraçada!
Un provocador e iconoclasta ejercicio de estilo que bien podríamos llamarle "Una broma musical-II" (El regreso)
Glòria, a tu t'ha agradat el post i a mi encara m'ha agradat més el teu comentari.
Barb, yo creo que la diferencia entre la broma musical I y la II, la de Schnittke, está en que la primera, siendo obra de un genio muy superior al de la segunda, no deja de ser más que eso, una broma. La segunda, si hacemos caso a Seth Brodsky (yo se lo hago, de ahí que le traduzca), es algo más.
Si él mismo habla de parodia y falsificación, y Brodsky de carnaval ¿cómo quieres que le llame?
Siendo bromas, la primera es una obra de arte; ésta, tengo mis dudas.
En medio podríamos situar el "Francesco Zappa" (1984)
¿Zappa en medio de Mozart y Schnittke?
Bueno, FZ es el rey del "pastiche atrevido".
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