Según comentaban quienes han podido escucharla, lo mejor de estas funciones de Così fan tutte en el Palau de les Arts de Valencia está siendo la veterana Barbara Frittoli, lo único destacable entre la monotonía de unos cantantes y una direcció musical que se mueve entre la corrección y el tedio. Pues bien, como nuestra querida y admirada Helga tuvo a bien, una vez ya se habían adquirido los abonos, anunciar que los días 11 y 14 de marzo Barabara Frittoli sería sustituida por Alexandra Deshorties, me quedaré sin poder escuchar lo mejor del Così. Gracias Helga, cómo nos cuidas.
No voy a extenderme mucho con los cantentes, no hay mucho que decir. Tanto Nino Surguladze (Dorabella) como Joan Martín-Royo (Guglielmo) cantaron todas sus notas sin brillar en ningún momento, sin sacar de la partitura el encanto que esta encierra. Ambos poseen voces ricas y carnosas, pero estilísticamente están muy alejados del canto mozartiano.
Alexandra Deshorties (Fiordiligi) tiene una voz potente pero carece de la deseada homogeneidad entre registros. Sus graves fueron claramente insuficientes y su registro agudo estaba más gritado que cantado. Todos estos defectos quedaron patentes en un Come scoglio para olvidar, donde además se le atragantaron las agilidades. Una vez superado este tour de force, se sumió en la monotonía imperante, camuflando sus defectos pero sin mostrar sus virtudes, caso de tenerlas. Obviamente, conociendo la querencia por las voces grandes de gran parte del público, fue la más aplaudida de entre los cantantes.
Joel Prieto junto a Plácido Domingo
Lo más destacable de la noche fue Joel Prieto (Ferrando). El ganador del concurso Operalia 2008, a quien ya escuchamos recientemente en L'Arbore di Diana, debutaba el papel de Ferrando en estas funciones y lo hacía de forma notable, mejorando con mucho su rendimiento respecto a la ópera de Martín y Soler. Su interpretación de Un'aura amorosa estuvo muy en estilo y sirvió para despertar a un público adormecido por las lecturas planas de sus compañeros de reparto.
Tanto Eleonora Buratto (Despina), con una voz pequeña pero suficiente como Natale De Carolis (Don Alfonso) cumplieron con solvencia en sus papeles, sin destacar en lo bueno ni en lo malo. La verdad es que esperaba algo mejor de un bajo tan experimentado como De Carolis, pero tampoco se le puede echar nada en cara.
El coro estuvo correcto en sus breves intervenciones, perjudicado por su situación en la escena, y la orquesta sonó apagada debido a una dirección excesivamente plana por parte del checo Tomás Netopil, que no supo dotar a la lectura orquestal de la gracia que otros directores han logrado extraer de la partitura ni hizo sonar a la orquesta con el brillo que sabemos que puede alcanzar.
La puesta en escena creada para el Festival de Glyndebourne por Nicholas Hytner y dirigida en esta ocasión por Bruno Ravella es de corte clásico con guiños minimalistas, muy del estilo de lo que estamos acostumbrados a ver por el Palau de les Arts con mayor o menor fortuna. Como ya pasó en Esponsales en el monasterio, también procedente de Glyndebourne, la diferencia de tamaño entre los escenarios de uno y otro teatro hace que la escena quede como un pegote en medio de las tablas del Palau, con los laterales y la parte superior tapados y desaprovechados. Como suele pasar en las producciones clásicas, el vestuario de época está muy logrado. La iluminación también fue destacable, contrastando el vivo azul del cielo con la claridad de la escenografía y el vestuario. Sin embargo, desde los pisos superiores vimos como el último cuadro quedaba parcialmente tapado por la aparición de un horrible toldo de color granate (que además dio problemas al ser colocado). Exceptuando el detalle del toldo, una buena producción, estéticamente muy acertada, que deja cantar a gusto a los cantantes pero que no aporta nada nuevo a la obra. Tampoco es que tenga por qué hacerlo.
16 comentarios:
...que susto y que alivio, pensaba que lo del toldo sólo me había molestado a mí, evidentemente con Frittoli mi representación fue algo diferente, pero en lineas generales vimos funciones parecidas, ahora a esperar a Turandot y que de aquí a entonces no nos cambien demasiadas cosas.
Saludos
El tedio en Mozart es un pecado imperdonable, máxime en el Cosí que es pura delicadeza (tal vez la ópera más difícil de interpretar del genio de Salzburgo)
¡Qué pena!
Un Cosí tedioso, es mucho tedio.
Como siempre una estupenda crónica, te felicito. Es una pena en lineas generales esta producción porque el così da para mucho más, o eso esperamos o pensamos algunos.
Tuve la suerte de escuchar a la Frittoli, sin duda lo mejor de esta producción. A pesar de su edad, no tiene ni punto de comparación con la gritona Deshorties. Si hay algo que no soporto son los gritones, y si encima van acompañados de aplausos, pues qué quieres que te diga... que alcanzo mi máximo nivel de desconcierto.
A mi esta Despinetta de Buratto me gustó mucho, sobre todo si la comparo con la pequeña tragedia que fue la de Bayrakdarian. Es uno de los personajes que más me gustán, tiene la simpatía y la frescura del mejor Mozart; pragmática, inteligente y pícara, qué más se puede pedir.
Ferrando (Joel Prieto) es lo mejor de esta producción, el único que se acerca a lo que se exige del personaje.
En mi opinión, la puesta en escena la encontré acertadísima, elegante y minimalista. Consigue una atmósfera muy mozartiana; clara y alegre. Seguro que en esto influye una acertada iluminación. Coincido contigo con el problema del tamaño, ese necesario passepartout negro que la enmarcaba evidenciaba que hay una diferencia de tamaño entre les Arts y Glyndebourne, que no de calidad.
Gracie mille, Titus!
Alfredo, el toldo, aparte de ser un espanto visual, tapa la mitad del escenario a los espectadores de los pisos altos. Es imperdonable que se hagan producciones pensadas sólo para ser vistas desde platea. Sobre lo que dices de Turandot, aparte de posibles cambios (hasta que no vea a Gallardo-Domas no descarto que acabe apareciendo nuestra amiga Voulgaridou como Liù), aún falta aclarar quien cantará el Calaf. Helga habrá pensado que como casi no canta, no vale la pena anunciarlo.
Barbe y Joaquim, totalmente de acuerdo. Così es una joya de la delicadeza, pero si se interpreta sin gracia es un peñazo de tres horas de duración. A mí ayer se me hizo larguísima.
Assai, claro que hay diferencia de calidad entre Glyndebourne y les Arts, pero es a favor de Glyndebourne. Además, tú que has visto la misma producción en los dos lugares lo sabras mejor que nadie. Eso se soluciona mandándoles a doña Helga y a Voulgaridou un par de temporadas, se cargarían el prestigio de Glyndebourne en menos que canta un gallo (como los que soltó la griega en Luisa Miller).
Anda, si ya están anunciados los Calafs. Buf. Y la Guleghina ha desaparecido del mapa. Vendieron Berti y Guleghina y al final Berti canta un día y Guleghina ni siquiera eso. Pedazo de gestión.
¡Ay, que pena! El "Così fan tutte" es una gozada y perder la ocasión de disfrutarlo da rabia.
Yo sí acabé disfrutando, a pesar de la evidente mediocridad en todos los aspectos. La Frittoli era el reclamo de esta producción, pero, una vez que Helga hizo Caja con sus incautos abonados, redujo las actuaciones de la italiana para regocijo de aquéllos, quedando la producción notablemente mermada. Si a eso se le añade el encargo a Sosoman Netopil de llevar a cabo la dirección musical, pues el resultado es el que es.
Quizás por esperar tan poco fue por lo que no salí insatisfecho... o igual influyó haber podido disfrutar en el entreacto de la inteligente compañía del autor de este blog y de la amiga Assai... Fijo que fue eso.
Siento que el Così fuera tan mediocre, pero confiesa que Helga te da juego, cada vez que la citas me parto.
María Teresa, sí que es una pena, pero ya habrá más Cosìs.
Atticus, a mí hace ya tiempo que los entreactos me compensan el viaje a Valencia, luego si la función es buena, pues mejor. Fue un placer haberte conocido.
Golaud, tienes razón con lo de Helga. Al final casi tendré que agradecerle ser tan... tan... tan como es ella, vamos.
Si, ¿de que ibamos a hablar por estos lares si no fuera por Helga ?
Un aburrimiento, vamos. Propongo hacer un blog para sus fans !
O un programa de TV tipo "El encantador de perros" que se llamase "La estafadora de abonados", en el que Helga explicase sus técnicas para darnos gato por liebre una y otra vez.
jajajajaja, si, eso tambien estaria muy bien ! Igual tenia exito y dejaba lo del teatro...:P
Hola de nuevo.
Yo sí tuve la fortuna de encontrarme con la Frittoli, sin duda, lo segundo mejor de la noche. Ya conocía la producción y me gustaban, como bien resaltáis, esos tonos claritos, esos espacios y esa luz napolitana, incluso le encontré el sentido a la "haima" y a los "tajines" preparados para la boda por el hecho del "pintoresquismo orientalista" que se le puede atribuir a las óperas de Mozart cuando se trata de mostrar bárbaros o exhuberantes figuras allende las fronteras del Imperio Austriaco (descontemos a Italia, a Francia y a Inglaterra, venga): ¿albaneses, españoles, turcos o valones? ¿comida árabe musulmana con vino? Encantadoras paradojas...eso sí...la haima molestaba, aunque no tanto a los que estábamos pegados al foso de la orquesta...con la que disfuté viéndolos tocar e imaginando planos sonoros y articulaciones que nunca llegaron...(Netopil, Netopil...).
Frittoli nos regaló un momento sublime y sublime con "Come scoglio". Sinceramente, fue emocionantemente dramático. El punto culminante de la parte dramática del Cosí. En cuanto al resto del elenco, pues coincido bastante con vosotros. Es difícil Mozart, muy difícil (mi compañero de butaca, hombre cultivado y aficionado a la música, pero a nivel usuario me decía-no conocía la obra- "es deliciosa, una música y una trama tan sencilla..." No podía observar que nada de eso, que ni la trama es tan sencilla ni mucho menos lo que esconde entre sus versos y equívocos y todavía menos la música, aunque reconozco que al final de la velada, algo había descubierto...). Decía que Mozart es complicado y necesita de buenos actores, no sólo buenos cantantes. Así Joan Martín-Royo y Eleonora Buratto (deliciosa soprano mozartiana de timbre ¿excesivamente? claro) pusieron un más adecuado aire teatral que desató mi franca carcajada en algunas ocasiones. Joel Prieto tiene un gran futuro, aunque presentó algunos problemas, al parecer ¿cansancio? y el resto del elenco, pues, insuficiente por excesivamente correcto. En Mozart no se puede ser correcto, se ha de ser justo. Mención aparte, Bárbara Frittoli. Valió la pena ir por disfrutar de ese momento único que es "Come Scoglio", como ya he comentado.
Es fascinante releer, escuchar y dejarse llevar por el drama mozartiano. El Cosí fan tutte es una obra milagrosa porque aprovecha un libreto complicado (demasiadas obras en una: drama, farsa, comedia de enredo...más apropiado para la puesta en escena puramente teatral)logrando que sea la música la que de las claves y logrando entresacar puñales punzantes y mostrar los recovecos oscuros y contradictorios del alma humana y su miseria. Me encanta el final del Cosí. ¿Alguien piensa que es un final feliz y victorioso? Para nada, Mozart no plantea victorias...triunfa un amor de respeto antes que un amor de pasión, algo tan discutible y a la vez tan respetable como lo contrario...todos quedan contentos pero nadie lo está. Tal cual un matrimonio...¡maravilloso!
Dije al principio que la Frittoli había sido lo segundo mejor de la noche. Lo primero sin duda, la música de Mozart. Eterna, universal, trascendente y maravillosa que como pocos resiste cualquier embrutecimiento.
Saludos
Se me olvidaba comentaros un gran momento, lo recuerdo ahora! el maravilloso instante que nos regaló la Frittoli con "Per pietà" que sí es un momento culmen en el drama...
Saludos más
Musicaesmusica, gracias por tus completísimos y muy acertados comentarios. Me alegro de que tú sí pudieras disfrutar con Frittoli. Sobre el resto de cantantes, podría suscribir todo lo que dices.
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