lunes, 26 de abril de 2010

La vida breve y Cavalleria rusticana en Les Arts: Maazel a lo grande


Tras la irregular Traviata de la semana pasada tenía puestas todas mi esperanza en la última función del programa doble formado por La vida breve y Cavalleria rusticana. Según decían las crónicas más fiables, Maazel hacía uno de esos ejercicios de estilo que tanto disfrutamos los habituales del Palau de les Arts. El resultado fue, tal y como esperaba, un éxito abrumador y una de esas funciones que no se olvidan fácilmente.

La dirección de Lorin Maazel destacó por sus tempi lentos pero siempre cargados de tensión, como es habitual en él. Si en La vida breve la lentitud nunca llegó al extremo de desnaturalizar la partitura, consiguiendo una lectura referencial en lo orquestal, en Cavalleria traspasó ampliamente el límite, presentando determinados fragmentos como una disección en la que cada una de las partes parecía más importante que el conjunto de las mismas. Entiendo que una dirección tan peculiar no puede ser del gusto de todos y me parecen justificadas todas las críticas a la exasperante lentitud de la batuta que he leído en diversos medios, pero personalmente nunca había disfrutado tanto con esta obra y quién sabe si lo volveré a hacer. Afortunadamente para mí, y esto es algo muy subjetivo, entre los fragmentos más desnaturalizados estuvieron las intervenciones de Alfio, que siempre me han parecido flojísimas y que en la prácticamente irreconocible lectura de Maazel mejoraban notablemente. Otros fragmentos, como el famoso intermezzo, nos hicieron rozar el cielo y desear que no acabasen nunca. En resumen, ayer escuchamos La vida breve de Falla y Cavalleria Rusticana de Maazel, inspirada en la obra original de Mascagni.


La Orquestra de la Comunitat Valenciana volvió a demostrar que hoy por hoy es una de las mejores orquestas de foso en el mundo y que su comunión con el maestro Maazel es absoluta, siguiéndole admirablemente en cada uno de sus excesos. Lo mismo puede decirse del Cor de la Generalitat Valenciana dirigido por Francesc Perales, que destacó en todas y cada una de sus intervenciones, aunque se vio seriamente perjudicado por la escenografía del primer acto de La vida breve y sus internos apenas resultaron audibles.

Dado el elvado número de cantantes que aparecen en ambas obras, comentaré sólo a los más relevantes. La de ayer fue la única función de La vida breve que no contaba con la presencia de Cristina Gallardo-Domâs. En su lugar, María Rodríguez cantó una notable Salud, muy metida en el papel y con buenos medios y graves, aunque su registro agudo sonó en exceso estridente y destemplado. Jorge de León lució su caudal de voz en el breve papel de Paco. Muy bien estuvo la joven mezzo María Luisa Corbacho como la Abuela en La vida breve y también como Mamma Lucia en Cavalleria rusticana, sirviendo ambos personajes de nexo entre ambas obras.


Pasando a la obra de Mascagni, me gustó mucho Anna Smirnova como Santuzza, con unos graves propios de la mezzo que es (aunque en el programa de mano se la etiquete como soprano), a pesar de sus agudos indefectiblemente gritados. Pero en Cavalleria gritar de vez en cuando no queda del todo mal, y Smirnova además lo compensó con una gran implicación dramática. Aleksandrs Antonenko, Turiddu, posee un instrumento importante, con la típica emisión entubada propia de los cantantes eslavos, pero su canto careció por completo de matices e idiomatismo. Hubo un momento en el que fue incapaz de seguir el ritmo parsimonioso de la batuta y acabó su frase antes de lo que debía. No puedo decir que se acelerase, sino que cantó muy lento algo que debía haber cantado lentísimo. Y es que ayer Maazel puso en un aprieto a todos los participantes en esta Cavalleria, obligándoles a mantener notas hasta correr el riesgo de perder el hilo y no recordar de qué nota vienen ni a qué nota van. Por esa misma razón me gustó el Alfio de Gevorg Hakobyan, que salió triunfante de la mayor ralentización de la noche, la del aria Il cavallo scalpita.

La puesta en escena de Giancarlo del Monaco para La vida breve, dominada por un asfixiante color rojo en la iluminación, los paneles y el vestuario, me pareció todo un acierto, con el único inconveniente, ya comentado, de que el coro apenas es perceptible en el primer acto por verse obligado a cantar desde muy atrás y tapado por unos paneles. Quizá el problema se podría haber resuelto reforzando el coro. En cualquier caso, tras un inicio lastrado por este defecto y quizá demasiado austero, el resto de la obra transcurre adecuadamente, con la dosis justa de folclorismo para no caer en la Andalucía de postal y con efectos muy logrados, como el juego de sombras, el ballet y la sustitución del cantaor por una cantaora (Esperanza Fernández) que aparece como el alter ego de Salud.

En Cavalleria rusticana volví a ver la puesta en escena que ya conocía de su estreno en Madrid y si en aquella ocasión me pareció un horror, ayer, ya curado de espanto, simplemente me pareció mala pero no me molestó a la hora de disfrutar de la obra. Estéticamente el juego de fondo blanco y vestuario negro es atractivo, pero ahí acaba lo positivo en este montaje. Sigo preguntándome el por qué de la cantera de mármol y qué pinta esa procesión con penitentes flagelándose en plena Pascua (¿cómo celebrarán en Sicilia el Viernes Santo?). Recuerdo que Giancarlo del Monaco dijo que pretendía emular el escenario de las tragedias griegas, pero Cavalleria tiene de tragedia griega más bien poco por no decir nada.

13 comentarios:

Alfredo dijo...

Pues eso... inolvidable velada, donde la música (todos) es tan relevante que lo de cantera, resulta una nimiedad.
Recuerdo un detalle incalificable que no comenté en mi entrada, todos los actores en "Cavallería..." llevan pintadas unas manchas en los bajos de los zapatos para simular el polvo del mármol, hasta que caí en la cuenta, no te puedes imaginar lo preocupado que estaba, (jaja)

Mañana Traviata...

Abrazos.

maac dijo...

Gracias por la crónica, yo creo que el hecho del emparejamiento de CR con LVB y el monocolor de ambas ha favorecido a la primera respecto al clásico emparejamiento del Real. La verdad es que lo de CR era para que Del Monaco hiciera una guía porque no se entiende nada. Por un lado Santuzza agazapada en una madriguera más la procesión de Resurrección con flagelación incluida; y por otro la gente entrando y saliendo de casas y edificios públicos representados por piedras de una cantera que sólo parecen justificarse en una búsqeda de una estética en blanco y negro.
Respecto a la labor de Maazel, y a diferencia de La Traviata, sólo se me ocurre una palabra: genial, ojalá reponga Parsifal antes de darse el piro, esperemos que no arrastre muchos detrás, yo ya he puesto unas velas por si acaso.

elPac dijo...

Una festa (o dues) ahir a Les Arts. Malgrat els tempi massa lents en ocasions de Cavaleria, com molt bé dius tu, vaig disfrutar-la molt (hi ha passatges en la Cavaleria, que només així es poden gaudir plenament, si no queden un poquet patxangueros). Bon final amb dues òperes que, en principi, estan plenes de tòpics en els seus arguments (España cañí i vendetta italiana), però amb una música mediterrània i lluminosa que t'arriba a dins. Un gust.

maac dijo...

Yo en La Vida Breve no veo muchos tópicos, la verdad, hay que tener en cuenta la época en la que se compuso. Otra cosa es que se pueda recurrir al tópico a la hora de plasmarla en escena, lo cual no es problema de la obra sino del intérprete. Siempre teniendo en cuenta que como obra teatral no vale un pimiento, en este sentido la lectura expresionista de Del Monaco me parece un acierto.

Atticus dijo...

Enhorabuena por la estupenda crónica que esperaba ansioso desde anoche.

Coincidimos en todo (una vez más) así que no quiero ser reiterativo.

Ahora que ya han acabado todas las funciones de este maravilloso programa doble que hemos disfrutado, sólo quisiera reseñar, ya que no cantaron ayer, que me ha gustado mucho Gallardo-Dômas en el papel de Salud tras los malos presagios que teníamos todos, y que Jorge de León me pareció un excelente Turiddu y le he echado de menos en las últimas representaciones. Reconozco el esfuerzo de Antonenko para aguantar el tempo-chicle de Maazel, pero su voz no ya entubada, sino casi anal, nada tenía que ver con la brillante y luminosa proyección del tinerfeño, y este sí que aguantó la cámara lenta del Maestro...

Tan sólo voy a ser reiterativo para insistir en que hemos vivido unas funciones históricas, donde hemos podido disfrutar de unos momentos difícilmente repetibles que nunca olvidaremos. Y el compartirlo contigo fue un placer aun mayor.

maac dijo...

Rectifico. Sí hay tópicos pero atendiendo a su ubicación en el Albaicín de Granada a principios del siglo XX y el nacionalismo musical que sigue Falla son muy lógicos. Hay tópicos pero no deben entenderse en sentido peyorativo.

Titus dijo...

Alfredo, que disfrutes con La Traviata, aunque no esperes la excelencia de este programa doble o te llevarás un chasco.

Maac, estoy de acuerdo en que Cavalleria gana con este emparejamiento. En Madrid quedaba empequeñecida al lado de Pagliacci, donde del Monaco estuvo más acertado (sin pasarse), en cambio aquí se complementa muy bien con La vida breve.

ElPac, España cañí + vendetta italiana, si el director de escena arriba a ser Saura la suma donaria Puerto Hurraco, i més ara que s'està tornant a parlar del tema. Per sort era del Monaco, que fins i tot quan no està bé ho fa millor que Saura. I Maazel construint catedrals sonores a partir del xin-pum paxanguero, tot un luxe.

Atticus, me hubiese gustado poder escuchar a Gallardo-Domâs, aunque María Fernández me gustó, y sobre todo a Jorge de León en vez de Antonenko. Espero que coincidamos en Salomé y Carmen.

Maac one more time: De acuerdo con lo que dices sobre los tópicos. Los hay, pero del monaco los evita de forma muy inteligente, dejando lo justo para no caer en el folclorismo de postal.

carmen dijo...

Imperator, tus crónicas aparte de ser estupendas y estar bien escritas, son elegantemente ponderadas. Enhorabuena!

Coincido con tu apreciación, pertenezco al genero de los que hemos disfrutado a rabiar con la personal visión de Maazel de la Cavalleria Rusticana. Me hubiera gustado que del Monaco - a quien Dios confunda- me hubiese permitido ubicarme en esa Sicilia de caminos polvorientos, lentas procesiones...de colores mediterráneos, que se aproxima más a la atmósfera que retrató Visconti en el Gattopardo y no a una cantera de marmol de macael. Pero bueno, nada es perfecto, si hubiese habído una puesta en escena inteligente habría sido la ... no tengo palabras.

Grazie mille imperator, qué rebien escribes!

Titus dijo...

Assai, si al menos hubiera una razón comprensible para situar la acción en una cantera... porque da la impresión de que del Monaco la sitúa ahí como podría haberla situado en un campo de amapolas o en el parking del Carrefour.

Pero siempre nos quedará Maazel.

mimenor dijo...

Cuando coincidimos tanto en la percepción de la obra no podemos más que congratularnos en volver a haber compartido momentos inolvidables y que ya van siendo unos cuantos. Enhorabuena, imperator, por tan ajustada, equilibrada y también emocional crónica que comparto igualmente. Sólo comentar que la nueva intéprete de Salud, parece que no sólo ha visto el dvd para la aprender los movimientos dramáticos, sino que al final imitó también el modo del canto de Gallardo. Tanto, que en algún momento olvidé que se trataban de cantantes distintas. Insisto en que tanto rollo de´arrastrarse por el escenario durante toda la ópera se me queda bastante fuera de lugar. Insistir también en ese bien traído nexo de unión que realiza Corbacho. Creo que representa, frente a la sumisión y la locura, una visión elevada por encima de todo ello, dignificando el papel de la mujer, al final. No sé si ésto es resultado de mi imaginación, del regista o de Helga o una casualidad casual que no lleva a ninguna parte. Ah! y defender a Antonenco que creo que echó la carne en el asador. Que el primer día de su participación no pudo abrir su navaja, porque o había ensayado nada, y que la rusticidad de su técnica hace muy creíble su papel. Un bravo bravísimo para Smirnova y un porfavornosevayamaestro. Por cierto, ese señor que siempre dice aquello de "bravo maestro" al final del intermedio cada día adelanta una croma más su intervención... Que sepa que comparto su grito de agradecimiento y ojalá algún día nos podamos reunir alrededor de un deuvedé recordando estos momentos difíciles de olvidar.
Saludos!!

Titus dijo...

Mi, yo creo que sí que entiendo por qué Salud siempre está en escena retorciéndose, ya que se supone que todo transcurre en su interior, por lo que no puede salir como sí podría hacer en un espacio físico.

Antonenko es rústico, desde luego, pero tiene de siciliano lo que yo de japonés, no me convence su rusticidad.

En DVD, desgraciadamente, sólo podremos ver La vida breve, concretamente la del pasado día 17 con Gallardo-Domâs. La Cavalleria no la han grabado porque ya está la del Real con la misma escena, aunque cualquier comparación entre López-Cobos y Maazel hunde al zamorano.

GLÒRIA dijo...

Quina enveja Titus! He gaudit molt de la teva estupenda crònica i penso que ajuntar aquestes dues obres és un encert perquè jo sempre he trobat els Pagliaci una mica fluixa al costat de Cavalleria. L'estiu passat a Orange, el senyor Prêtre també ralentitzava els tempi però a l'hora individualitzava divinament totes i cada una de les àries aconseguint una Cavalleria menys siciliana del que es podia esperar pero músicalment magnífica i amb un Intermezzo incomparable de tan estilitzat.
Una abraçada!

Titus dijo...

Conec alguns vídeos de la Cavalleria d'Orange que menciones. Maazel és encara més exagerat ralentizant els tempi que Prêtre en algunes parts de l'obra, però les dues són grans versions.

Jo també pense que és un encert programar aquestes dues obres juntes, especialment amb l'escena de Giancarlo del Monaco que les fa complementar-se. Per una altra part, jo no diria que Pagliaci siga pitjor que Cavalleria. Les dues obres tenen coses que m'agraden i coses que no, però en general, per mi potser Pagliaci estiga una miqueta més equil·librada.