sábado, 19 de junio de 2010

Carmen vuelve a Les Arts, esta vez para bien

Ayer volvió Carmen al Palau de les Arts tras una primera visita (noviembre de 2007) en la que un reparto flojo, una dirección fallida por parte de Lorin Maazel y una puesta en escena lamentable de Carlos Saura la convirtieron en uno de los mayores fracasos artísticos de la corta historia del teatro valenciano. Afortunadamente, para el regreso de la gitana se contaba con un reparto de lujo y un director más apropiado a esta partitura. La puesta en escena fue la misma, con ligeras variaciones, pero siguió siendo lamentable. Al igual que se hizo el año pasado con Die Walküre, la función de ayer se retransmitió en directo a 46 ciudades de 16 países, entre ellas la propia Valencia.

Zubin Mehta es un director que disfruta con las partituras ágiles, chispeantes, y en Carmen tiene mil y un momentos en los que la música le permite sacar lo mejor de la orquesta. Adolece, en cambio, de una falta de profundidad psicológica cuando la música demanda patetismo, algo especialmente notable en el tema del destino, por el que pasa de puntillas. Nada sorprendente, ya sabemos todos como se las gasta Mehta y ayer cumplió con lo que se esperaba. A mí me suele gustar y así lo hizo ayer. No lo cambiaría por otro director más comprometido con el dramatismo que a cambio no consiguiese sacar ese sonido deslumbrante de la orquesta en las escenas que se prestan a ello.
Muy bien la orquesta, a pesar de ligeras desafinaciones puntuales en los vientos durante el primer acto, y bien el coro, derrochando potencia cuando Mehta así lo requería. No tan bien la Escolania de la Mare de Déu dels Desamparats.

Nuestra Carmen fue una de las mejores mezzos del panorama actual, la letona Elina Garanca. ¿Qué decir de su voz? Un prodigio por su timbre bellísimo, su extensión y su volumen. Es un placer escuchar sus subidas al agudo, en las que da la impresión que la voz se agranda y gana cuerpo cuanto más sube. Si a todas estas cualidades les sumamos una facilidad insultante para el canto y una elegancia innata en el fraseo, uno diría que nos encontramos ante la mezzo perfecta. Pero no todo en Carmen es canto, el papel de la gitana demanda un plus de interpretación, de sentimiento, que lo convierte en uno de los más difíciles de asumir de todo el repertorio, y ese fue el punto débil de la Carmen de Garanca. Tampoco la ayudó la nula dirección de actores de Saura, quien se limitó a decorar la escena sin prestar atención a los personajes. El amigo Colbran, presente ayer en Les Arts, me hizo notar en un entreacto que Garanca estaba repitiendo los gestos que hizo en la Carmen del Met, ante la falta de propuestas del cineasta español. Con todo, debo decir que quizá una mayor implicación dramática en un papel tan alejado de la idiosincrasia de la mezzo letona resultaria poco creíble y desde ese punto de vista es justo decir que Garanca hace bien ofreciéndonos su particular visión de Carmen, puede que algo fría pero indudablemente bien cantada y muy, muy disfrutable.

Marcelo Álvarez se enfrenta a un reto cada vez que canta Don José, ya que su voz de lírico, muy apropiada para los dos primeros actos, se encuentra al límite de sus posibilidades en los dos últimos. Ya hace tiempo que canta este papel y sabemos que supera el reto, pero aún así uno no puede evitar preguntarse en cada ocasión si lo logrará. Mehta estuvo ayer condescendiente y le ayudó tanto a él como a Garanca (algo que no está haciendo en una partitura inmisericorde como es la de Salomé, por cierto), y Álvarez pudo brillar en los momentos más líricos, como la emotiva aria de la flor que cantó con muy buen gusto. Sin embargo, no me gustó tanto su interpretación veristoide en los dos últimos actos, llena de excesos gestuales y gritos propios de los tenores dramáticos de hace cincuenta años, ahora ya en desuso, y que nada tienen que ver con el excelente tenor lírico que escuchamos en la primera mitad de la obra. Una vez más, si Saura hubiese hecho su trabajo y le hubiese indicado como debe afrontar el papel, podría haber mejorado mucho. Pero con excesos y todo, su Don José fue todo un lujo. Ya sé que muchos tenéis otro nombre en la cabeza, pero para mí el de Álvarez es el mejor Don José al que se puede aspirar hoy por hoy.

Una agradable sorpresa supuso la Micaela de otra letona, la soprano Marina Rebeka. Una voz grande con la típica oscuridad tímbrica de las voces eslavas, con agudos carnosos y seguros. El papel de Micaela sólo le da una oportunidad para lucirse y la supo aprovechar. Es inevitable pensar que el reciente fiasco de La Traviata en Les Arts habría sido muy distinto si en vez de contar con la deficiente soprano rusa Hibla Gerzmava hubiese sido Rebeka la protagonista, tal y como se anunció durante toda la temporada.

El difícil papel de Escamillo fue interpretado por Alexánder Vinogradov, quien no estuvo al nivel del resto del reparto. Voz opaca y gutural, engolada y con cambios de color inadmisibles. Al menos tiene volumen, pero poco más. Hace tres años este papel lo cantó Carlos Álvarez y ayer se le echó en falta. Al igual que le pasó entonces a Álvarez, al pobre Vinogradov le toca hacer unos pases con el capote durante su aria, consiguiendo uno de los momentos más ridículos de la ya de por sí ridícula escena.

En los papeles de menos peso, me gustaron Fabio Previtale y Vicenç Esteve como Dancaïre y Remendado, me parecieron correctos Nicolas Testé y Mario Cassi como Zúñiga y Morales y no me gustaron Silvia Vázquez y Adriana Zabala como Frasquita y Mercedes.

La puesta en escena de Carlos Saura, un bodrio ya conocido en Les Arts, consiste en poner unos cuantos paneles (sí, los omnipresentes paneles blancos de sus películas) repartidos por el escenario, introducir un par de números de baile que no vienen mucho a cuento y dejar que los cantantes y el coro se muevan a su bola por el escenario. Afortunadamente, el cartón piedra que se usó hace unos años para el tercer acto ha sido eliminado y se ha sustituido por... ¡más paneles! Estamos ante la negación de la puesta en escena. No hay dirección de actores, no hay movimiento de masas más allá de "ahora salís" y "ahora entráis", no hay ningún intento de penetrar en la psicología de los personajes. No hay nada que no hubiese podido hacer un decorador de interiores, y aún así, desde el punto de vista estrictamente decorativo, el resultado sigue siendo pobre. El vestuario es lo más salvable, aunque no deja de ser el típico desfile de trajes de gitana que ya hemos visto mil veces. Sigo sin entender por qué los soldados van vestidos como si estuviesen el la II Guerra Mundial. La iluminación, en cambio, es ridículamente obvia y pueril, abusando del recurso de iluminar en rojo las escenas de pasión y dramatismo. Podría decirse que la puesta en escena no aporta nada pero tampoco interfiere, pero es que no es así, porque escenas tan ridículas como el apretujamiento del coro en el primer acto en la boca del escenario o el desfile de los toreros en el cuarto acto interfieren en el disfrute de la obra. En conjunto, una tomadura de pelo que demuestra que Saura podrá saber mucho de cine pero de teatro no tiene ni idea y de ópera menos. Se llevó su buena ración de abucheos y en este caso, a diferencia de la reciente Salomé, fueron totalmente merecidos.

Podéis ver un fragmento de un ensayo AQUÍ.

21 comentarios:

Allau dijo...

Increïblement no he vist mai una "Carmen" en escena. M'alegro que en gaudissis. Jo m'hauré d'esperar a la temporada vinent (i a en Bieito, ai!)

Els pintors t'han deixat la casa molt polida. Fa goig, de debò.

Titus dijo...

En Bieito fa por, però podria ser pitjor: Saura! De totes formes, si damunt de l'escenari hi han bons cantants (i al Liceu teniu l'Antonacci!), tot va bé.

M'alegre de que t'agrade la pintura. Ja que l'ahvia de pintar, vaig triar el color més barrufet que vaig trobar.

Joaquim dijo...

El Bieito és radical, però preferible a això de Les Arts. Bieito atorga als personatges de humanitat, que pot agradar més o menys, o pots estar d'acord o no, però allò és teatre i això de Saura és senzillament la negació del teatre.
Cert, tenim alguna discrepància, però en línies generals compartim impressions.

GLÒRIA dijo...

Veig que tots coincidiu en que Saura s'hauria de dedicar a altres coses. Jo sempre he trobat les seves pel·lícules desiguals i artificioses. Crec que traspassa a les taules el seu peculiar "gust". Quant a Bieito tampoc m'agrada. Em va molestar molt veure un Don Giovanni fent aigües menors. I no perquè m'escandalitzés sinó per gratuït i fàcil.

Treball excel·lent el teu, Titus i, és molt interessant veure les diferències que tens amb el Joaquim pel que fa a l'Álvarez.
Salutacions!

paco dijo...

hola titus, he presenciado alguna carmen, por supuesto ninguna se representa igual, los directores escénicos quieren innovar y casi ninguno acierta, cosas de gustos de cada cuál y hablando de gustos, creo que has nombrado el ária de la flor, y si me permites te diré que creo que he escuchado a casi todos los tenores habidos y por haber, cantar la maravillosa ária y por supuesto a fuerza de estar equivocado, el que mejor la ha cantado a sido Miguel Fleta......saludos paco

Titus dijo...

Joaquim, com vas poder comprovar no erem gens exagerats quan criticavem el desastre de Saura, fins i tot ens quedavem curts.

Glòria, el Saura cinematogràfic tampoc no és dels meus favorits, però al menys el llenguatge del cinema pareix que el sap fer servir, en canvi el del teatre li és totlament alié.

Paco, yo también creo que nadie ha cantado jamás el aria de la flor tan bien como Fleta, lástima que no podamos contar con una grabación completa de su Don José. De entre los tenores posteriores que sí grabaron la ópera completa, me quedo con Jon Vickers.

Ricard dijo...

Una tomadura de pelo esta Carmen. Saura no tiene vergüenza en su cara de volver a presentarnos esta Carmen de impostura. No hay teatralidad, dirección de actores, iluminación, movimientos, o sea, no hay nada, pero de verdad nada. Cómo han podido hacer el ridículo ante 43 ciudades europeas los dirigentes del Palau? A mi me daba vergüenza ajena, como espectador, como abonado y sobretodo como valenciano. Una mamarrachada así no se merece ni un solo aplauso. Lo único salvable en este bochorno innombrable es Elina Garanca, Marina Rebeka, Zubin Mehta y la Orquestra de la Comunitat Valenciana. Ni el coro que suele ser excelente, ha estado a la altura. Desafinó, no iba casi nunca con la orquesta a pesar de los gestos gigantes de Mehta. Tampoco se salva la escolanía que fue la otra vergüenza de la noche. Estoy indignado con tanta falta de respeto al público. Se creen que con poner el nombre de Saura es resultado de buen hacer pero los abucheos del estreno demuestran que el público valenciano se ha despertado y ya no acepta estas mamarrachadas. Ya era hora.

Atticus dijo...

Ja, ja, ja... Me encanta el comentario de Ricard. Tiene toda la razón.
Lo de Saura estoy seguro que está tipificado en el Código Penal. Y lo de quien ha vuelto a traer su producción después de visto el dislate, también.
Sólo hubo algo más ridículo que la inexistente dirección de Saura, y fue, como dices tú Titus, el presunto capotazo de ese Escamillo gargajoso y desafinador.
A mí la voz y el canto de Garanca me compensaron con creces su frialdad incompatible con Carmen.
A ver si tengo un hueco y puedo hacer post en mi blog el lunes, que Saura se va a enterar...

Un abrazo, amigo, fue un enorme placer compartir velada y chaparrón con vosotros. Espero que podamos repetir pronto.

Titus dijo...

Ricard, bienvenido al blog. Es cierto que hubo desajustes en el coro y también en los solistas, por ejemplo en la entrada de Dancaïre y Remendado. Supongo que se debe a la falta de rodaje, no me extrañaría que en las próximas funciones se corrija este defecto. La Escolanía, como muy bien dices, no estuvo al nivel adecuado. Pero con todo, estoy contigo cuando dices que lo peor es lo de Saura, y encima con el ridículo añadido de que toda Europa haya visto este desastre escénico. Espero seguir contando con tus comentarios.

Atticus, esos capotazos, que ya hizo hace años Carlos Álvarez con la misma poca gracia que Vinogradov, parecen sacados de la película "Condemor va a los toros", que bien podría ser el próximo lanzamiento de Saura. Pero no me dirás que ese paseíllo de los toreros, que salen de la plaza, llegan a la boca del escenario y luego se van cada uno por su lado no es también de juzgado de guardia. Y la pelea de cigarreras en grupos de tres. Y esa simulación de campo de refugiados de diseño que es el nuevo tercer acto. Y los ballets llenando hueco, al más puro estilo de horror vacui zeffirelliano.

Qué lástima que se haya acabado la temporada y con ella la excusa para organizar cenas y festejos varios. A ver si nos buscamos alguna otra excusa este verano y nos volvemos a ver.

Aloma dijo...

Queridísimo Imperator:

Realizo una breve incursión para señalar una de las incoherencias entre el libreto y la escenografía de ésta Carmen: el "Vous pouvez m'arréter" de Don José, no se sabe bien si dirigido al público o al cadáver de Carmen, ya que los guardias estaban Saura sabe dónde.

Según tu parecer, ¿qué diferencia de buen gusto hay entre los soldados de la segunda guerra mundial de Carmen y el ejército de romulanos salidos de Salomé?

Desde Themyscira, un beso...

Titus dijo...

Aloma, es cierto lo que dices acerca del final de Carmen, se me olvidó apuntarlo en la lista de momentos ridículos.

Sobre lo de los soldados romulanos y los de la II Guerra Mundial, la diferencia principal es que la Carmen de Saura no está ambientada en la II Guerra Mundial, por lo que su presencia allí es absurda, mientras qua la Salomé de Negrín sí que está ambientada en el Imperio Estelar Romulano que se extiende a lo largo del Cuadrante Beta. O sea, que no desentonan con el resto de la ambientación, en versión no friki.

maac dijo...

Por Dios, que producción más fea, si a la primera la pude medio soportar ahora es que no puedo con ella, pero no seamos más papistas que el Papa, que Don José diga su frase al aire no es tan grave, es más, lo único que salvo de esta producción de Saura es ese andar de Carmen hacia el puñal de Don José, por lo menos vimos algo que tenía un sentido teatral. Lo de los soldados tampoco es como para tirarse de los pelos, también me gustó. Lo realmente alarmante es que en algunos momentos los paneles invadieran el espacio escénico, precisamente cuando más gente se requiere en escena, restando movilidad, así como que la dirección de actores en una producción pseudo-minimalista o abstracta, como ha dicho alguna vez Saura, brillara por su ausencia. Por ahí se ha dicho que no era para tanto, yo creo que sí lo era, las consecuenicas del vacío de ideas, o el no saber plasmarlas, el aburrimiento, la sosería elevada a la máxima potencia -no encuentro palabras para definir aquello-, es lo peor que le puede ocurrir una dirección escénica.

Titus dijo...

Lo de decir las frases al aire y lo de los soldados a mí me parecen dos mamarrachadas, que no tendrían más importancia en otra producción, pero en esta la lista de mamarrachadas es tan grande que se suman a todas las demás. Estaba pensando en la diferencia que hay entre las licencias que se toma Negrín en la Salomé, que son mayores y quedan bien por formar parte de un conjunto coherente, y las que se toma Saura en Carmen, que al estar huérfanas de ideas dan más el cante.

maac dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
maac dijo...

Sólo hubieran faltado los soldaditos de plomo para rematar la faena. No, no, deja los que había, que aunque pocos -tal como estaba de "petao", el escenario minimalista no daba para más- daba más miedo.

Assur dijo...

Quina pena que els directors d'escena s'enduguin la part més gran de cròniques, crítiques i comentaris, oi?...

A mi, que des del dia que el vaig sentir per primer cop cantant la "fleur", em va deixar bocabadat (em refereixo a Kaufmann), també m'agrada molt aquesta ària cantada per un altre canadenc, aquest, però, quebequès: Léoplod Simoneau. De tota manera miraré si la trobo per en Fleta, ja que per ell no l'he escoltada.

Ah!, i has barrufat la casa amb un color molt bonic. ;)

Atticus dijo...

El crítico de "Las Provincias", César Rus, no sólo dice que no era para tanto la maldad de la dirección(?) escénica de Saura, sino que "cosas peores hemos visto".
Como sé que César visita algunos de estos blogs, desde aquí le insto a que me diga cuál, porque yo, sinceramente, no he visto en Les Arts ninguna peor que esta. Y mira que hemos visto sandeces...
Estoy plenamente de acuerdo con lo que dice Maac. Los paneles, además de feos y de no dar sentido alguno a la dramaturgia (todo lo contrario), molestaban los escasos movimientos programados de coro y figurantes.

Titus dijo...

Sí, Assur, és una pena. Per això jo sempre deixe els comentaris sobre l'escena pel final, quan ja he parlat del director i els cantants. Mantinc una estructyura invariable a totes les meves cròniques, a risc de ser repetitiu, perquè no vull acabar donant més importància a l'escena que a la música. Desgraciàdament, a la premsa "seria" cada vegada és més frequënt llegir cròniques on només es parla de l'escena i ni tan sols es menciona els cantants i molt menys com ho van fer.

No recorde ara com cantava la fleur Simoneau, la buscaré quan arribe a casa. Ja veuràs com Fleta t'agrada, i si pots veure la versió de Vickers al film amb Grace Bumbry i direcció de Karajan, també.

Atticus, cuando leí la crítica de César Rus yo también pensé que, al menos en Les Arts, no se han visto cosas peores. Malas, sí; peores, no. Supongo que se referiría a otros teatros, no sólo a chez Helga. Estaría bien que nos sacase de dudas si nos lee.

Anónimo dijo...

Como veo que tenéis un alto conocimiento de la escena, para vuestros próximos comentarios os informo que a lo que llamáis incultamente paneles, su nombre es Ciclorama o Pantalla de Retro.
Pero claro, ahora saldréis con que ya lo sabíais.
Cuanto director técnico hay en cada representación.

Saludos

Titus dijo...

Ah, eso lo cambia todo. Ahora la puesta en escena de Saura me parece una maravilla. ¡Gracias por iluminar a esta panda de incultos, oh anónimo!

Atticus dijo...

Gracias anónimo. Yo no tenía ni puñetera idea, lo reconozco.
Pero joer, así sí. Si son Pantallas de Retro, mejora el movimiento escénico, la dirección de actores y el concepto dramático. Así queda "niquelao".
Por ello, y como rectificar es de sabios (aunque sea un inculto total por no saber que eran pantallas de retro), rectifico mi último comentario:

"Los Cicloramas, también llamados pantallas de retro (anonimus dixit), además de feos y de no dar sentido alguno a la dramaturgia (todo lo contrario), molestaban los escasos movimientos programados de coro y figurantes".

Por cierto, discrepo del anónimo en una cosa: No hay tantos directores técnicos en cada representación. De hecho en Carmen no había ni uno, ni el que cobraba por ello.

P.S.: Lo de pantallas de retro debe ser porque cuando las vemos, como sabemos que viene Saura detrás, gritamos: ¡Vade Retro!.