Seguimos dándole a los teclados, en este caso al del piano. Hace poco compré por el módico precio de 18,76 euros la integral de sonatas para piano de W. A. Mozart interpretada por María Joao Pires. No se trata de la versión que grabó en 1991 para Deutsche Grammophon (esa vale más de 100 euros), sino de una versión anterior, grabada en 1974, cuando la pianista lisboeta tenía 30 años y publicada ahora bajo licencia por el sello holandés Brilliant, que gracias a su política de grandes versiones a precios bajos se ha convertido en mi preferido.
Llevo unos días escuchando sonata tras sonata y disfrutando como un enano. Algunas las conocía, otras las estoy descubriendo ahora. Entre las primeras hay una que no por conocida deja de parecerme emocionante cada vez que la escucho: la Sonata nº 9 en La menor, K 310 (considerada la nº8 por algunos autores, lo que crea un pequeño caos a la hora de buscar referencias en la web). Mozart compuso esta sonata en 1778, a los 22 años, influenciado por un acontecimiento trágico, la inesperada muerte de su madre mientras él estaba en París dando una serie de conciertos. Al componer esta pieza abandonó el estilo clásico y galante del resto de las sonatas para dar paso a un dramatismo que nos puede parecer un claro precursor del movimiento romántico. La intención de la obra ya no es deleitar nuestros oídos con su belleza, sino transmitirnos los sentimientos del autor en un momento tan doloroso.
Para descargar la Sonata nº9 en la versión de Maria Joao Pires (1974), pichar AQUÍ.
El primer movimiento, Allegro maestoso, repleto de disonancias, se mueve desde el sombrío tono menor hacia la tonalidad mayor del segundo tema, siempre con una tensión casi palpable, para volver a la tonalidad menor original en la recapitulación. La tensión se ve incrementada durante el desarrollo de los temas por los cambios de dinámica de fortissimo a pianissimo. Escuchemos este movimiento en la versión de Alexei Lubimov, interpretada en un fortepiano construido a imitación de los de la época del autor.
Vídeo de ClarkVega
El segundo movimiento, marcado como Andante cantabile con espressione, comienza con una sección que recuerda a un aria y pasa de forma abrupta a por una sección intermedia de gran dramatismo en tono menor. Los sentimientos de alivio y superación que parecía transmitir la primera parte se ven súbitamente aniquilados por las disonancias punzantes y el ritmo embravecido que les suceden. Finalmente, con el regreso al primer tema, tras una serie de modulaciones, parece que el dolor queda finalmente oculto por la recuperada paz espiritual, quedando tan sólo la melancolía. Escucharemos este seguno movimiento interpretado por Sviatoslav Richter en una grabación en directo de 1959.
Vídeo de truecrypt
La pieza se cierra con el tercer movimiento, Presto, escrito en modo menor. Tras el cierre del segundo movimiento con una aceptación del dolor, Mozart podría haber dado paso a la esperanza o, al menos, a la consolación en este tercer movimiento. En lugar de eso, nos sumerge en una música de carácter rítmico que "parece estar persiguiendo un fantasma", según dice el folleto de la versión Pires que tengo delate. Al revés de lo que pasaba en el segundo movimiento, aquí la sección central parece intentar escapar de la tristeza y se entrevé algo de optimismo, pero inmediatamente regresa el primer tema hasta llegar a un violento fin en tono menor. La versión que vamos a escuchar es la del gran pianista Dinu Lipatti.
Vídeo de marcbarbu
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