domingo, 31 de mayo de 2009

Götterdämmerung en Les Arts: Se cierra un ciclo

Con el Götterdämmerung de ayer, el primero de los cuatro que se van a representar este año en el Palau de les Arts (dos de forma independiente y otros dos formando parte de los dos ciclos del anillo completos) concluye la aventura que empezó en el 2007 y que nos ha permitido disfrutar de la obra magna de Richard Wagner con una gran orquesta y un gran director, una puesta en escena innovadora que se acopla perfectamente a la obra y un elenco de cantantes con un nivel medio bastante elevado, aunque entre los cantantes siempre hay de todo, como en botica.

Empezaré felicitando a Zubin Mehta por su Wagner lírico pero no insustancial, ligero pero no light, con el que me impresionó en el Rheingold y al que ha seguido siendo fiel hasta el final, aunque cabe decir que para la inmolación de Brünnhilde echó mano del freno buscando recalcar la emotividad de la escena, algo que realmente era innecesario pues dicha emotividad va implicita en la música. Ayer vivimos momentos orquestales de excepción, como el viaje en barca por el Rhin o la marcha fúnebre de Siegfried, en los que exprimió la orquesta hasta el límite de sus posibilidades, sobre todo en lo que a volumen se refiere. También el coro masculino tuvo que dar lo mejor de sí mismo en ese aspecto. El efecto puede resultar excesivo, pero la efectividad está garantizada. Excepto en algunos fallos puntuales en la Orquestra de la Comunitat Valenciana que supongo irán desapareciendo en las próximas funciones, tanto su rendimiento como el del Cor de la Generalitat Valenciana fueron óptimos.

Entre los cantantes hay que destacar a dos que nos hicieron gozar con un auténtico canto wagneriano de nivel: mis adorados Jennifer Wilson y Matti Salminen. El resto, con mayor o menor fortuna, en ningún momento llegaron a hacer sombra a estos dos monstruos, en todas las acepciones de la palabra y a las fotos me remito. Cada uno de ellos, por cierto, representante de una generación, la que acaba de llegar a los escenarios y la que está ya en la recta final de una larga carrera que esperemos dure aún bastante.

Jeniffer Wilson lleva cantando de forma profesional desde el año 2002, por lo que su debut en Les Arts se produjo cuando llevaba sólo cinco años de carrera. Tras dejarnos impresionados con su interpretación de Brünnhilde en Die Walküre, regresó al año siguiente para su corta (en términos wagnerianos) intervención en Siegfried y este año vuelve con la ópera que más oportunidades le deja para su lucimiento. Su gran momento llegó en el segundo acto, donde nos apabulló con unos agudos potentes y precisos, extraordinariamente precisos, que atacaba con una seguridad sorprendente. Sus graves no están al mismo nivel, pero no dejan de ser audibles y están bien integrados con los otros registros. Quizá se le pueden poner más pegas en cuanto a su actuación o a su capacidad para transmitir emociones, pero no seré yo quien lo haga, a mí esta señora me llega y me impresiona como pocas. Desgraciadamente, su inmolación no estuvo a la altura de su segundo acto, aunque no dejó de estar muy bien.

Matti Salminen ya había cantado como Fasolt y como Hunding en el anillo valenciano, obteniendo un gran éxito en ambos papeles. Ayer repitió su éxito como Hagen, dotando al personaje de toda la maldad necesaria sin caer en la caricatura o el canto bruto. Su inmensa voz, de la que ya está todo dicho, sigue siendo un lujo en cualquier teatro. Ojalá siga viniendo por aquí en un futuro ahora que el anillo toca a su fin.


Por debajo de estos dos cantantes estuvo el tenor Lance Ryan como Siegfried. Si destacábamos antes la juventud de Jennifer Wilson más aún hemos de destacar la de Lance Ryan, quien sólo tiene cuatro años de carrera a sus espaldas. Todo parece indicar que nos hallamos ante el heldentenor del futuro, pero si bien no me cabe ninguna duda de que Jennifer Wilson llegará a lo más alto por méritos propios, Lance Ryan creo que se beneficiará de la falta de competencia, pues sus recuersos están muy por debajo de los de la soprano. Su voz es fea, con un timbre metálico (que no squillante), pero potente. No acusó el cansancio aunque llegó a sufrir en una incursión puntual en el registro agudo. Me pregunto qué tal estará en la ópera Siegfried, sobre todo en comparación con Leonid Zakhozaev, el Siegfried del año pasado, de quien parece un negativo, pues le sobra la potencia que a aquel le faltaba y le falta la belleza tímbrica del ruso.

Bien sin más estuvieron Ralf Lukas como Gunther, Franz-Josef Kapellmann como Alberich, Elisabete Matos como Gutrune y Catherine Wyn-Rogers como Waltraute. Las tres nornas (Daniela Denschlag, Pilar Vázquez y Eugenia Bethencourt) estuvieron muy bien cantando suspendidas en el aire, lo que no debe ser fácil y las hijas del Rhin (Silvia Vázquez, Ann-Katrin Naidu y Marina Prudenskaya) no estuvieron muy conjuntadas, aunque es cierto que cantar desde tres peceras volantes no debe ponérselo fácil.


Por último, la puesta en escena de La Fura del Baus siguió en la línea de las tres anteriores, con momentos muy bellos como el viaje en barca de Siegfried, el Walhalla en llamas al final de la obra o las escenas de las nornas y las hijas del Rhin. Sin embargo, hay dos objeciones que hacerle a esta producción. La primera es el recurso al feísmo en la caracterización de los Guibichungos, algo que rompe con la estética de las otras jornadas puesto que hasta ahora siempre se había optado por escenas de gran belleza plástica, incluso para representar lugares horrorosos como el Nibelheim o la cueva del dragón. La otra objeción llega con la escena final, donde se ha optado por una solución, con el rescate de unos textos de Wagner que no forman parte de la obra, que no ofrece la espectacularidad deseable. Creo que con los medios de los que se disponen se podría haber buscado otra solución. Pero claro, esto ya es algo muy personal. También hay que destacar los requerimientos físicos que esta producción impone a los cantantes, sobre todo en la escena en la que Siegfried tiene que cantar durante un buen rato colgado cabeza abajo. Como aspecto positivo mencionaré que la producción de todo el ciclo se basa en unos cuantos conceptos que van apareciendo una y otra vez, al estilo de los leitmotiv wagnerianos. Quizá quienes no hayan visto todo el ciclo no reconociesen el Walhalla, o la aparición del dios Loge al final, pero quienes ya conocemos el código de la Fura sentimos algo parecido a lo que se siente al reconocer sus motivos en la música de la obra.

Podéis pinchar aquí para leer las crónicas de Atticus, Mei y Joaquim en sus blogs.

miércoles, 27 de mayo de 2009

Zadok the Priest

Zadok tal y como lo pintó Miguel Ángel en la Capilla Sixtina

En el año 1727, durante la coronación del monarca británico Jorge II, sonaron en la Abadía de Westminster cuatro himnos con textos bíblicos compuestos para la ocasión por G. F. Haendel. El más famoso de ellos, que no ha dejado de utilizarse desde entonces en tan señalados eventos, es el que lleva por título Zadok the Priest, en referencia al sacerdote que coronó a Salomón como rey de Israel. Pasamos a escucharlo interpretado por el Monteverdi Choir and Orchestra dirigido por John Eliot Gardiner.


Vídeo de margotlorena

Doscientos setenta años después, en 1992, la UEFA encargó al compositor Tony Britten (no sé si será familia de Benjamin Britten) que hiciera los arreglos pertinentes a este himno para convertirlo en la fanfarria oficial de la Champions League, incorporando una nueva letra en los idiomas oficiales del organismo futbolístico: inglés, francés y alemán. Para la grabación oficial se contó con los servicios de la Royal Philarmonic Orchestra y el coro de la Academy of Saint Martin in the Fields. La cosa quedó tal que así:


Vídeo de nyko05

Pronto hubo quien se dio cuenta de que había un mensaje subliminal en el himno de la Champions League:


Vídeo de maldo87

Y con esto llegamos a donde quería llegar, que es AQUÍ:


COPA, LLIGA I CHAMPIONS!!!
VISCA EL BARÇA!!!!

martes, 26 de mayo de 2009

A petición popular: Astrid Varnay


Ya dije que en las clasificaciones de cantantes reinaba la subjetividad, al parecer muchos de vosotros ponéis a la pareja formada por Wolfgang Wingassen y Astrid Varnay por delante de la que forman Windgassen y Birgit Nilsson. Pues bien, aunque yo no esté entre esos muchos y para que no haya discusión, aquí os dejo la inmolación de Brünnhilde (sí, otra inmolación, en los últimos días esta señora se debe haber inmolado ya doscientas veces y lo que te rondaré, morena) en la voz de Astrid Varnay, extraída de la grabación dirigida por Joseph Keilberth en 1955, recientemente recuperada por el sello Testament con un esplendoroso sonido estereofónico y un precio cuadrafónico.


Vídeo de symyu

sábado, 23 de mayo de 2009

Nilsson y Windgassen, la otra gran pareja wagneriana


El otro día escuchamos a la pareja de oro del canto wagneriano, vamos ahora a escuchar a la de plata. Aunque claro, en esto de los metales impera el subjetivismo, habrá quien invertiría el orden, o incluso quien tendrá rankings en los que no entrarán ninguna de estas dos parejas, pero la opinión mayoritaria es que tras Flagstad y Melchior, la segunda gran pareja de Tristán e Isolda o de Siegfried y Brünhilde es la formada por Birgit Nilsson y Wolfgang Windgassen, a quienes podemos escuchar juntos en los anillos de Böhm y Solti y en otras obras wagnerianas y straussianas. Precisamente al Götterdämmerung de Solti para Decca, cuya escena de la inmolación escuchamos recientemente, pertenece el audio que suena mientras Nilsson y Windgassen hacen playback en el siguiente vídeo. Atención a los peinados y los trajes, no tienen desperdicio.




Y ahora vamos a escuchar a Birgit Nilsson de nuevo cantando la escena de la inmolación de Brünnhilde, esta vez en una toma del vivo bajo la dirección de Sir Charles Mackerras.




Todos los vídeos de Onegin65

miércoles, 20 de mayo de 2009

Time is on my side

Resulta paradójico que justo ahora, cuando por diversas circunstancias (con las cuales no os voy a aburrir, que no cunda el pánico) tengo menos tiempo que nunca y apenas puedo sentarme delante del ordenador cinco minutos para mirar mi correo electrónico y poco más, lleve todo el día con esta maldita canción en la cabeza. La pongo aquí a ver si así me la quito de encima en una especie de exorcismo telemático multimedia:


Vídeo de cabs55

Lo misterioso es cómo ha llegado esta canción a mi cabeza. No la he escuchado desde hace tiempo, no la han puesto por la radio, nadie me ha hablado de ella... Simplemente, ha aparecido allí por generación espontánea y se ha quedado a pasar el rato. Creo que el secreto de su permanencia está en su machacona y efectiva simplicidad. Pues nada, disfrutemos de ella ya que no hay más remedio, y ya de paso escuchemos también Paint it black, mi canción favorita de los Rolling Stones.


Vídeo de gloya4

sábado, 16 de mayo de 2009

Melchior y Flagstad cantan el prólogo de Götterdämmerung


No se puede repasar el Götterdämmerung wagneriano sin hacer mención especial a estos dos monstruos, Lauritz Melchior y Kirsten Flagstad, dos gigantes de la ópera que encontraron en la música de Wagner el mejor medio para hacernos llegar su arte. Un danés y una noruega que coincidieron en el Metropolitan de Nueva York entre los años 1935 y 1939, formando la que para muchos es la mejor pareja wagneriana de la historia. Ambos contaban con un material vocal privilegiado que sabían usar con maestría, no hay más que escuchar el vídeo colgado a continuación para darse cuenta. Desgraciadamente para sus seguidores, el Met era demasiado pequeño para dos divos como ellos y a principios de los años cuarenta Flagstad acabó regresando a Europa (en plena II Guerra Mundial) tras discutir con Mechior y con la dirección del teatro. Ya no regresaría hasta principios de los 50, cuando su carrera estaba a punto de tocar su fin.

Uno de los motivos que causaron la discusión entre el Met y Flagstad fue su voluntad de imponer a Edwin McArthur, su acompañante habitual, frente a Erich Leinsdorf como director de la orquesta del Met en repertorio alemán. ¿Pero cómo dirigía el tal McArthur? Pues vamos a comprobarlo escuchando este dúo del prólogo de Götterdämmerung en el que Edwin McArthur dirige la Orquesta de la Ópera de San Francisco. Melchior y Flagstad están en su mejor momento, en el año 1939. Que lo disfrutéis.


Vídeo de violinthief

miércoles, 13 de mayo de 2009

Skip Sempé interpreta la Marche des Scythes de Royer



Los escitas fueron un antiguo pueblo de raíz indoeuropea originario de la cuenca del Volga, conocidos por su fiereza en el combate y su habilidad ecuestre.


Pancrace Royer (1705-1755) fue un compositor y clavecinista francés de origen italiano que desempeñó cargos musicales de importancia durante el reinado de Luis XV y compuso varias óperas, así como piezas para clavecín, entre ellas una Marche des Scythes de ritmo frenético.


Skip Sempé es un virtuoso clavecinista estadounidense, fundador de la agrupación Capriccio Stravagante, a quien vamos a escuchar enfrentándose con la demandante Marche des Scythes de Pancrace Royer.


Video de DrsP1

domingo, 10 de mayo de 2009

Tennstedt dirige la marcha fúnebre de Siegfried


Seguimos nuestro repaso al Götterdämmerung de Richard Wagner con la marcha fúnebre de Siegfried, una pequeña obra sinfónica intergrada en la ópera pero que puede y suele interpretarse de forma autónoma sin resentirse ni perder su carga trágica. Escuchando diversas versiones me he encontrado con esta, cuya existencia desconocía y que me ha dejado impactado por la tensión que consigue sostener el director Klaus Tennstedt y por sus momentos de exaltación, quizá demasiado estruendosos pero innegablemente efectivos. Un gran director al que tengo muy poco escuchado, algo que habrá que tratar de solucionar sabiendo que era capaz de conseguir este sonido. Lo escuchamos dirigiendo la London Philarmonic Orchestra.


Vídeo de electrontubes

jueves, 7 de mayo de 2009

Unas risas con la gran Mari Lyn

Sin palabras. Si no la conocéis, esta es vuestra oportunidad. No os perdáis los subtítulos, sobre todo en la lectura de la carta.


Vídeo de nigabe

domingo, 3 de mayo de 2009

Una curiosa inmolación de Brünnhilde


Ahora que ha acabado la temporada de ópera en el Palau de les Arts es hora de empezar a prepararse para el festín wagneriano en el que se ha convertido el II Festival del Mediterrani, rarísimo nombre con el que nos referimos a la aparición anual de Zubin Mehta por tierras valencianas. Este año la novedad llega con Götterdämmerung, El ocaso de los dioses, de la que se ofrecerán cuatro funciones, dos de ellas integradas en ciclos completos de todo el anillo. El sueño de todo wagneriano, vamos. Yo hoy estoy positivo, supongo que será por temas futboleros, así que no voy a lamentarme por no poder asisitir a los ciclos, sino que voy a alegrarme de poder asisitir a una función de Götterdämmerung y así poder completar el ciclo que inicié hace tres años. No es lo mismo que hacerlo en una semana, pero tampoco está nada mal. Y lo que me voy a ahorrar en entradas, que no es moco de pavo.

Vamos a ver una escena que supongo que todos los wagnerianos ya conocerán pero que me apetece recordar para empezar a repasar esta obra tan dramática y tan apocalíptica con buen humor. Como ya sabéis, la primera grabación en estudio del ciclo completo de Der Ring des Nibelungen la llevó a cabo Sir Georg Solti con la Filarmónica de Viena entre los años 1958 y 1965. Durante años se consideró que estas grabaciones eran el ciclo definitivo. Últimamente es cada vez más común leer críticas hacia la dirección de Solti o el desempeño de los cantantes, algunos de ellos ya se encontraban en declive cuando entraron en el estudio. Yo debo reconocer que conecto especialmente bien con Solti en casi cualquier repertorio, aunque estoy bastante de acuerdo en cuanto a los cantantes, no hay más que escuchar, por ejemplo, al gran Hans Hotter en grabaciones anteriores para darse cuenta de que su mejor momento ya había pasado. Aún así, sigue siendo un lujo contar con él en este anillo.


La anécdota que quería traer al blog se produjo cuando, tras años de trabajo y de grabaciones, por fin se estaba grabando la última escena del Götterdämmerung, la inmolación de Brünnhilde. Si conocéis la obra sabréis que en su última gran escena Brünnhilde llama a su caballo, Grane, se monta en él y juntos se arrojan sobre la pira funeraria de Siegfried. Pues esto fue lo que pasó cuando Birgit Nilsson, la legendaria Brünnhilde del ciclo de Solti, llamó a Grane.


Vídeo de chessoperaspirit

Dos horas después, por fin pudieron grabar la última escena, que sonó así de bien.


Vídeo de heildirgunther