sábado, 23 de febrero de 2013

Dígraf, de Joan Guinjoan


Llevábamos mucho tiempo sin traer algo de música contemporánea por aquí, y eso no está nada bien. Precisamente eso es lo que pensaba el viernes pasado volviendo del trabajo y escuchando Radio Clásica cuando me sorprendió una pieza musical que me impactó como hacía tiempo no lo lograba ninguna otra. Se trataba de Jondo, una obra para piano solo de Joan Guinjoan (Riudoms, 1931), que intepretaba en directo el pianista José Menor. La he estado buscando infructuosamente, pero en la búsqueda me he encontrado con esta otra obra que también me ha dejado impresionado: Dígraf. La escucharemos en la interpretación del citado José Menor, quien recientemente ha grabado en dos volumenes la integral de la obra pianística de Guinjoan.

He encontrado un extracto del programa de mano de un concierto de Menor en la Fundación Juan March en el que interpretó esta pieza. La autora (Rosa María Fernández García) dice lo siguiente:

Dígraf, de 1976, es la única pieza para piano de Guinjoan en la que emplea la escritura de formantes, escritura que el compositor usará también en otra de sus obras de estos años, Puzzle. La obra está dedicada al pianista Jean-Pierre Dupuy, quien la estrenó en París en ese mismo año. A partir de un esquema formal de “tema con variaciones”, Dígraf se inscribe en la escritura denominada flexible, si bien los elementos empleados no son estrictamente aleatorios, ya que todos los parámetros sonoros (altura, timbre, ritmo) están escritos con exactitud en el pentagrama. De esta manera, la flexibilidad acontece a partir del proceso combinatorio de breves fragmentos (los denominados formantes) que contienen elementos comunes -básicamente dos- aparecidos a lo largo de la composición. El primero de estos elementos se dibuja ya al inicio de la obra, y consiste en un doble anillo de carácter ambiental de diez sonidos de la escala cromática, siendo uno de ellos cromático y el otro diatónico. El otro elemento caracterizador de Dígraf deriva del anterior y posee igualmente una naturaleza ambiental. La combinación de estos elementos a través de distintas interversiones origina todo el desarrollo de la partitura.


Vídeo de incipitsify

domingo, 10 de febrero de 2013

Hacia la belleza a través de la ralentización.

Vuelvo a escribir entradas a una mano mientras con la otra sujeto a un niño dormido, así que disculpad mi brevedad.

Ayer Ran Kirlian, que además de amigo es músico (podéis escuchar su obra AQUÍ), me descubrió esta pieza musical, que por lo visto lleva ya un tiempo rodando por internet e incluso ha servido de inspiración para  la música de una película (Dredd, basada en el personaje de cómic del mismo nombre). La obra en cuestión recuerda a la música ambient, quizá a ese maremagnum de música electrónica y creencias absurdas que se conoció en su día como new age, término hoy en desuso, o incluso puede recordar al canto gregoriano, a la banda sonora de algunas películas de Hollywood, al canto de las ballenas... Pero no es otra cosa que una canción del infame Justin Bieber (U Smile, se titula) ralentizada un 800%. Convendréis conmigo en que supera con creces al original. Si lo ponéis en duda, siempre podéis buscar el original y comparar, yo me niego a colgarlo.

¿Qué conclusiones sacamos? ¿Que todo mejora si lo ralentizamos loi suficiente? ¿Que todo el esfuerzo de los compositores de música ambient se podría ahorrar ralentizando cualquier cosa que salga en los 40 principales? ¿Que Justin Bieber, en cierto sentido, no lo hace tan mal? Yo qué sé. Yo estoy aquí para sujetar niños durmientes, no para dar respuestas.


Vídeo de turinpt2

viernes, 1 de febrero de 2013

Richard Wagner: Obertura Fausto

Como ya sabéis, este 2013 es un año de celebraciones para los operófilos de todo el mundo, pues se cumplen doscientos años del nacimiento de dos de los pilares del género: Richard Wagner y Giuseppe Verdi. Como hoy tengo el día wagneriano, dejaremos a Verdi para más adelante y nos centraremos en la figura del teutón de la boina.

En 1839, un joven Richard Wagner emprende la composición de una sinfonía dedicada a la figura de Fausto, inspirado por el libro homónimo de Goethe. Por aquel entonces, Wagner sólo había compuesto una Sinfonía en do menor  y dos óperas (Las hadas, que no llegó a estrenarse en vida del compositor y La prohibición de amar, que fue retirada del cartel después de la primera representación), además de varias oberturas de concierto y sonatas para piano. Durante esta época, Wagner trabaja simultaneamente en varios proyectos, algunos que verían la luz, como Rienzi o El holandés errante y otros, como la ópera La boda o el singspiel La astucia del hombre es superior a la de la mujer (vaya un titulito), que nunca llegarían a pasar de proyectos. Con el tiempo, Wagner va comprendiendo que su Sinfonía Fausto forma parte de este último grupo, así que decide juntar todo el material compuesto hasta la fecha para los distintos movimientos de la sinfonía y darle forma de obertura de concierto, algo que conseguiría en 1844 y que posteriormente revisaría en 1855. Nace así Eine Faust-Overtüre, la Obertura Fausto, que escucharemos en la interpretación de la Staatskapelle de Dresde dirigida por Christian Thielemann.


Vídeo de kutapika