La breve historia del Palau de les Arts de Valencia tiene tanto luces como sombras. Luces en cuanto a la calidad de la oferta, con una orquesta y un coro de altísimo nivel y unos cantantes más que dignos. En este último punto hay que aplaudir a la intendente del teatro, Helga Schmidt, pues ha demostrado ser capaz de elegir cantantes de calidad, casi siempre jóvenes y muchas veces desconocidos para el gran público. Pero también hay sombras, casi todas debidas a la mala gestión y al caos organizativo que redunda en un mal trato al público por parte de la dirección. Y esto, obviamente, también es culpa de la intendente Helga Schmidt. Al final uno acaba por acostumbrarse a este sistema de funcionar, una de cal y una de arena. El caos de la compra de entradas o de la renovación de abonos a principio de temporada le da a uno ganas de mandarlos a todos a fer la mà y gastarse su dinero en ir a teatros mejor organizados, aunque para ello haya que desplazarse. Pero luego uno asiste a un espectáculo redondo, como el Fidelio de hace dos años o el Orlando de esta temporada y acaba decidiendo que, haya las pegas que haya, habrá que esforzarse para conseguir entradas y no perderse joyas como estas. Y así estamos hasta ahora, un día contentos y otro enfadados, un día sólo hablar del Palau nos pone de mal humor y al siguiente estamos aplaudiendo y braveando desde nuestra butaca. Dado que nada parece indicar que la gestión del Palau vaya a mejorar, más les vale que el nivel siga siendo igual de alto, de lo contrario una cosa no compensaría la otra y más de uno acabaría reafirmandose en su decisión de mandarles a fer la mà.
Si nos retrotraemos al inicio de la andadura del Palau, un año antes de que empezase la primera temporada, el 9 de octubre del 2005 se organiza la inauguración. ¿Por qué inaugurarlo, si aún debía estar un año parado? Cosas de políticos. Luces: Una gala inaugural de gran calidad, con artistas de primer nivel como Alagna, Gheorghiu, Álvarez... y los directores que iban a ser habituales del Palau: Maazel, Mehta y García Asensio. Sombras: No hay venta de entradas para esta gala, aquello se llena de VIPs, dejando clara la línea que iba a seguir la dirección del Palau. Algunas entradas llegaron al público no-VIP como migajas que caen de la mesa donde éstos celebran el banquete. Además, todos los que ocuparon butacas en los laterales del teatro dijeron que no podían ver el escenario, pues sus butacas estaban encaradas hacia el lateral contrario. Bien por Calatrava, sí señor. Escuchemos a Roberto Alagna cantando la jota de El trust de los Tenorios del maestro Serrano en aquella gala:
Un año después, salen a la venta los abonos para la primera temporada. Sombras: No hay venta por internet, sólo telefónica. Las líneas se colapsan. Yo tardé dos días en ser atendido, con esperas de más de una hora, algo vergonzoso. Hubo muchos que desistieron. Luces: La temporada es muy atractiva, con cantantes de primer nivel (Meier, Salminen, Seiffert, Frittoli, Gallardo-Domas, Domingo) y el lujazo que supone cerrarla con las dos primeras jornadas del Anillo wagneriano y contando con una producción propia de la Fura dels Baus. Veamos un divertido vídeo que nos recordará como estaban los ánimos previos a la inauguración de la temporada con la "peculiar" gestión económica del Palau.
El primer montaje del Palau, Fidelio de Beethoven, fue un éxito rotundo. La producción, además, se exportó a la ópera de Los Ángeles donde también obtuvo un gran éxito. En espera de que se publique en DVD, vamos a ver un fragmento de esta producción en la ópera de LA (con cantantes diferentes).
Poco después, vuelven las sombras: se rompe la plataforma del escenario y hay que anular parte de la temporada. Además, se nos ofrece un Don Giovanni precario en el que sólo se utiliza la parte delantera del escenario y apenas hay escenografía. Eso sí, el precio sigue siendo el mismo.
Esta temporada, la cosa no ha sido diferente. Empezamos con sombras: debido a una re-estructuración y a la eliminación de butacas sin visibilidad (muchísimas), no es posible renovar los abonos sin asumir un cambio de butacas. Muchos abonados pierden su abono, yo estuve a punto de ser uno de ellos aunque tuve suerte y pude conservarlo (eso sí, pasando a una butaca peor y más cara). Encima, durante los ensayos de la primera obra de la temporada se inunda el edificio. La temporada vuelve a verse afectada por ello y una de las obras desaparece del calendario.
Las luces, como siempre, las encontramos en el magnífico rendimiento en el foso y sobre el escenario. Recordemos un vídeo que ya apareció por quí hace unos meses, los ensayos del Don Carlo de Verdi.
Y así seguimos hasta ahora. El presente Festival del Mediterráneo empieza con sombras debido al lamentable sistema de venta de entradas. Esperamos ansiosos las luces tanto en Turandot como en Sigfrido.
7 comentarios:
Sí, a veces uno piensa que lo que pretenden es que se hable de Les Arts aunque sea mal :)
A mi personalmente, me da curiosidad saber si la mala gestión administrativa se extiende también a la contratación ..que tanto cambio en los carteles tampoco me parece normal..por muy buen gusto que tenga Doña Helga con los cantantes jovenes.
Y claro que seguiran habiendo luces. Si no las hubieran, no creo que el "chiringuito" aguantara mucho tiempo.
En realidad tampoco ha habido tantos cambios durante la temporada, el tenor de Don Carlo y la soprano de Butterfly, nada más. Los repartos del Festival del Mediterráneo que se publicaron hace meses eran provisionales, luego es normal que haya cambios, que en la mayoría de los casos no son a peor. Otros teatros más prestigiosos han hecho más cambios (eso sí, también han tenido temporadas más largas y con más de un reparto por obra).
Durante...no, pero vamos, a mi no me parece serio que mantuvieran a Gallardo Domas toda la temporada de abonos en la Butterfly...cuando todo el mundo sabía ya que no venía y justo al terminarse el periodo, lo anunciaran. Ni tampoco a Alagna en el Requiem, cuando en todos los sitios en los que se ve su temporada (de fans, operabase...) no es que se cayó del cartel..es que no figuró nunca. Queda muy bien echarle la culpa a los cantantes, pero aunque solo fuera por una cuestión de imagen, deberian cuidar mas esos detalles.
Aunque eso parece una cosa muy española...porque en el Real no quitaron del cartel a Kauffman para el Fidelio hasta ultimisima hora, hasta hay alguna crónica de prensa diciendo lo bien que estuvo en el papel.... , jajajaja.
Ya, es algo habitual. Cuando Marcelo Álvarez cantó Luisa Miller en el Real también le anunciaron más funciones de las que tenía contratadas, a pesar de que él había dicho públicamente que no pensaba cantarlas. Y con Alagna hace poco pasó algo parecido.
He vuelto a entrar para comprar entradas y hay algo que me ha llamado poderosamente la atención: hay espectáculos en los que casi no se han vendido entradas y se ve la estructura de la sal, oh, qué casualidad, que las butacas rojas en su frontera con las verdes trazan una línea tan recta como el palo de una escoba, así que es posible que cuando termine la venta preferente aparezcan más localidades libres, no lo puedo asegurar al 100% pero no me extrañaría.
La próxima temporada tiene que ir todo mejor, hasta ahora les hemos ido disculpando porque el teatro no está rodado y los inicios son difíciles, a partir de septiembre no les tenemos que pasar ni una, ya está bien.
Sólo acierto a decir dos cosas:
- No hay intendente perfecto/a
- ¿Dónde hay que firmar para tener a tiro de piedra una temporada así?
Otra vez tengo que hacer un comentario. Nosotros sufrimos los desastres del palau desde el primer día de ensayos.. son muchos no tengo ni tiempo ni ganas de contarlos todos. En la temporada pasada fueron tantos que está nos hemos plantado y todo hay que decilrlo al final se llegó a un acuerdo con doña acelga... aunque seguimos siendo aveces los últimos en el naufragio... bueno casi, pero lo tienen los técnicos y los figurantes...
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