Muchas veces uno lee por ahí que la ópera barroca es aburrida y que es mejor representarla en versión concierto porque apenas se presta a la dramaturgia. El primer argumento, no nos andemos con tonterías, es falso. Habrá quien se aburrirá porque tiene que haber gente para todo, pero la ópera barroca no es objetivamente aburrida, o por lo menos no más que cualquier otra corriente musical. El segundo argumento también es falso y eso se pudo comprobar ayer en una gran velada musical que hubiese sido apoteósica de haberse representado en un teatro pero que quedó en cierta medida lastrada por la falta de dramaturgia.
Lo mejor fue, como esperaba, la Orquesta Barroca de Friburgo y su director René Jacobs. Sólo la conjunción entre un director tan expresivo y una orquesta que es como una maquina de precisión puede contar con una gama tan amplia de dinámicas y matices. En manos de Jacobs, una partitura que se ha interpretado miles de veces cobra un nuevo sentido, es capaz de hacer que hasta las piezas más conocidas de la obra suenen de una forma nueva y diferente. Con Jacobs, incluso los recitativos más rutinarios adquieren un brillo especial, lo que hace que el espectador esté enganchado al conjunto de la obra más que a arias sueltas. Un director como la copa de un pino que parece tener una querencia especial por el Auditorio de Castellón, lo que es un motivo de alegría para mí.
No hubo ayer escenografía, ni vestuario, pero sí hubo actuación. Lawrence Zazzo (Giulio Cesare) se movió por todo el escenario, gesticuló, corrió, abrazó a Cleopatra, le ofreció una diadema que sólo existía en su imaginación y en el libreto. La primera vez que pude verlo ya noté que le costaba mucho permanecer quieto y cantar sin actuar, y eso que entonces cantaba el Mesías y poca actuación puede haber en esa obra. Ayer volví a comprobar que está mucho más cómodo actuando que cantando sin más. Pero no penséis los que no pudisteis venir que Zazzo es un caso de hiperactividad a lo Villazón, nada más lejos de la realidad. No resultó histriónico ni se movió más de lo natural, simplemente actuó como si de una ópera representada se tratara, lo que fue de agradecer porque al fin y al cabo, por mucha versión concierto que fuese, lo que estábamos escuchando era una ópera. Vocalmente me gustó mucho, sin tener el instrumento privilegiado y la inteligencia musical de un Jaroussky es capaz de mantener una línea de canto muy natural y de alcanzar unos sonidos de gran belleza. Hubo un momento, durante un recitativo, en el que mantuvo un pianissimo durante varios segundos (con la complicidad del director, obviamente) y me dejó con la boca abierta, es uno de los sonidos más bellos que he escuchado en mi vida. Desgraciadamente, uno de sus principales momentos de lucimiento, el aria Va tacito, se vió perjudicada por las desafinaciones en la trompa, aunque el da capo fue perfecto, pero pudo resarcirse cantando un Se in fiorito ameno prato de antología.
Sandrine Piau (Cleopatra) no estaba muy por la labor de actuar, pero sí por la de cantar estupendamente. Aunque empezó con corrección pero algo falta de chispa, acabó conquistando al público en una emocionante Se pietà di me non senti. Sólo por escucharla en esa aria ya valió la pena asistir al concierto de ayer.
El resto de los cantantes estuvieron correctos, pero poco más. No me acabaron de convencer las dos mezzos suecas Kristina Hammarström (Cornelia) y Malena Ernman (Sesto), ni el bajo-barítono Nicolas Rivenq (Aquilla).
Lo mejor fue, como esperaba, la Orquesta Barroca de Friburgo y su director René Jacobs. Sólo la conjunción entre un director tan expresivo y una orquesta que es como una maquina de precisión puede contar con una gama tan amplia de dinámicas y matices. En manos de Jacobs, una partitura que se ha interpretado miles de veces cobra un nuevo sentido, es capaz de hacer que hasta las piezas más conocidas de la obra suenen de una forma nueva y diferente. Con Jacobs, incluso los recitativos más rutinarios adquieren un brillo especial, lo que hace que el espectador esté enganchado al conjunto de la obra más que a arias sueltas. Un director como la copa de un pino que parece tener una querencia especial por el Auditorio de Castellón, lo que es un motivo de alegría para mí.
13 comentarios:
Estamos de acuerdo, ni es aburrida, ni la versión de concierto es lo más idóneo oara sacarse ese estigma de encima.
Necesita como todas las óperas, sabiduria, inspiración artística y creativa. A estas alturas discutir segun que cosas me parece absurdo.
Lo que ocurre es que muchas mediocridades artísticas se han refugiado en el repertorio barroco pensando que ahí se ganarían la vida y no serían discutidos.
Pobres ilusos, las mediocridades, sobretodo en el arte, lo tienen crudo.
Titus, qué estupenda crítica. Coincido contigo plenamente.
Las desafinaciones en la trompa son inevitable pero yo prefiero escucharlas porque es el sonido "original".
René Jacobs es una garantía de calidad, siempre. Hablé con él al final se acordaba de que hace 10 años lo interpretó en el Palau, es muy amable, entrañable, diría.
Ximo, el aburrimiento cómo cualquier sentimiento humano es subjetivo. Es dificil hablar en terminos objetivos sobre sentimientos y sensaciones, al final es una cuestión de apreciación personal. Por ejemplo, a mi se me hizo cortísimo pero mis amigos no paraban de mirar el reloj, espero que Giulio Cesare no termine con nuestra amistad.
Las mediocridas se refugian en muchos sitios, no sólo en el barroco. Hay una célebre frase; de cada diez cabezas nueve embisten y una piensa. No sabéis cuánto me alegra encontrarme con los que pertenecéis a ese escaso diez por ciento.
Por supuesto que nos veremos, Titus, escuchar música para mi en estos tiempos es una necesidad.
Ximo, Titus, lo ha resumido y explicado de maravilla. Gracias, again.
Esa es la puñetera mania de generalizar...a mi no se me ocurre decir "la opera barroca ES aburrida". A veces parece que la gente no quiere decir "a MI me aburre" por miedo a quedar de ignorante e inculto..o de todo a la vez. Pero yo lo digo, la música, el arte en general, es así.
Una percepción personal, y sí, a mi la opera barroca escuchandola en mi casa con mis cascos me aburre soberanamente. Por eso no he ido a una versión concierto...prefiero esperar a una representación y quizá mi percepción cambie. O quizá no y me echo la siesta en el teatro , jajaja. Pero vamos, que no voy a ir echandole la culpa a Handel y a Vivaldi..el problema (si es que es un problema) es mio :)
Ximo tienes razón respecto a lo de las mediocridades que se refugian en la música barroca. Una vez dije eso mismo en cierto lugar infausto y se me echaron encima, pero es que es así. Ahora bien, como tú dices, el que es mediocre lo es cante lo que cante, y habiendo cantantes de calidad como los dos protagonistas de la obra de ayer, esconder sus mediocridades en un repertorio cada vez más conocido es un esfuerzo vano.
Estimados todos. Vaya por delante la enhorabuena a los que pudistéis disfrutar de esta velada singular. Oí por la radio que el éxito en Madrid fue de antología. Fue mi ópera de cabecera durante muchos años y creo que es la cumbre de Händel a distancia del resto de sus composiciones operísticas. Al margen de otras imposibilidades, no me animé a acercarme a Castellón porque ya no entiendo la ópera sin escena, al menos en este momento. No sé cómo pude "soportar" con alegría un Anillo entero en el Palau de la Música sin protestar. La Walkyria liceística por muy endulzada que estuviera por sus protagonistas, me dejó fría, no podía entender que Domingo preñara a Meier como si tal cosa, allí todos vestidos de concierto; en estas estoy. Guardo un gratísimo recuerdo del Julio César también liceístico en el que la puesta en escena destacó y ayudó a los intérpretes a redondear una representación inolvidable. Me dejáis con muchas ganas de descubrir a Zazzo, y no estoy muy de acuerdo con Assai, pues Va Tacito es un aria en el que el empaste entre el contratenor y la trompa ha de ser tal que deben ser uno y si la afinación no se cuida... Hay que tener cuidado y ensayar. Si hicieran eso todos los instrumentos de viento, apaga y vámonos. Sé que ocurre, no entiendo nada de estos instrumentos pero sí he asistido a varias representaciones y he oído versiones en que ese "ensamblaje" sí se ha producido. Aparte de todas las arias de Cleopatra, que me parecen sublimes, hay un dúo entre Cornelia y Sestus que siempre me encantò, ¿cómo salió?, aunque según comenta Titus, esas voces fueron más mediocres. Por cierto, Titus, Maac, gracias por todos los hilos a propósito del Julio César, son interesantísimos, aunque, como siempre, los llevo con retraso. Y mañana, Siegfried.
Yo creo que lo que ha querido decir Assai es que las trompas de época, corno da caccia, no tienen pistones y con la mano en el pabellón es dificilísimo o casi imposible que puedan sonar como las modernas, sin embargo son mucho más cálidas e incluso espectaculares -al menos para mí-. Así que debemos asumir que perfecto no puede salir. Yo en el Va tacito me lo pasé en grande porque consideré que poder escuchar esas trompas hoy es todo un privilegio.
Sí, yo también lo interpreto así. Recuerdo que cuando vino Jacobs con el Mesías había un par de trompetistas con trompetas de época colocados en la ventana que hay sobre el escenario, en la parte derecha, y cuando empezaron a tocar aquello fue todo un espectáculo.
A ver, efectivamente, sin pistones, no suenan como las de ahora y también he entendido lo que ha querido decir Assai en el mismo sentido. Lo que no he comprendido, según el comentario de Titus, es que si en el da capo, sí han sido capaces de hacerlo bien, es que ha habido algún problema de técnica, problablemente de fiato o algo así. Ya os digo, llevo muchos Mesías cantados y alrededor de 11 ó 12 Pasiones cantadas-escuchadas, (ahora mismo vengo de un programa Bach, con instrumentos actuales)por no hablar de montones de misas, oratorios y demás, como todos nosotros, y no todo depende del instrumento, sino de la técnica del intérprete, de su saber hacer, del momento, incluso de la temperatura de la sala. Tal como lo ha contado Titus, me ha parecido grave. Y ya digo, esa aria la he escuchado con instrumentos originales estupendamente tocada y empastada, en las contestaciones, con la voz humana, que creo que es de lo que se trata. Creo que cada uno lo habéis sentido un manera, de hecho a Maac no parece haberle entorpecido la escucha. Desde luego si lo hubiera percibido como Titus, me hubiera llevado un gran disgusto. Como no estuve allí, va tacito... jeje.
Es que las trompas de caza sin válvulas no son muy frecuentes, sólo las utilizan las orquestas de instrumentos originales. No había escuela de interpretación y se tuvo que reinventar y es bastante habitual que presenten problemas de afinación porque no puede cambiarse la tonalidad del instrumento, ésta es fija ¿No habrá ningún experto por aquí que pudiera aclarar la cuestión y explicara esos problemas? Yo es que me pierdo.
O... ¿un cazador?
He estado curioseando un foro de música barroca a ver qué decían respecto a este Giulio Cesare y, aunque sólo comentan el de Valladolid y no el de Castellón, los comentarios eran laudatorios hasta extremos insospechados. Hay quien dice que ha sido lo mejor que ha escuchado en su vida y que duda mucho que algo así vuelva a repetirse :-o .Eso sí, intuyo por sus comentarios que la afinación de la trompa en el Va tacito de Valladolid fue impecable. En fin, una mala tarde la puede tener cualquiera.
¡Qué suerte!
El próximo año lo tendremos en el Via Stellae, por Minko, creo.
Maac,
Gracias por traducirme, eso es lo que pretendía decir, ni más ni menos.
Ese ritmo "obstinato" que tiene el va tacito es dificilísimo de ejecutar con un instrumento sin pistones.
En la mayoría de conciertos a los que he asistido con este tipo de instrumentos siempre ha habído alguna que otra nota desafinación, supongo que es inevitable, pero a mi no me molestó al extremo de no disfrutar del aria.
Supongo, estamos nuevamente en el campo de lo que es una pura apreciación subjetiva.
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