Conocí a Boris Vian siendo yo un adolescente a través de sus cuentos, si no recuerdo mal fue una recopilación a la que los editores habían puesto el título de Los perros, el deseo y la muerte. Lo nuestro fue un flechazo, inmediatamente reconocí en esos cuentos algo que yo había estado buscando en todos los libros que leía y que nunca había encontrado de forma tan clara. Rápidamente, busqué por casa algún otro libro de este autor y encontré una novela, El otoño en Pekín, que pasé a leer enseguida para descubrir que en sus páginas no había ninguna mención a Pekín ni al otoño, pero sí había más de esa literatura que tanto me había gustado. Desde entonces es uno de mis autores de cabecera. La espuma de los días y El arrancacorazones son dos de las novelas que más me han marcado, son de esos libros que le hacen a uno soñar con llegar a ser capaz de ver la realidad con los ojos de alguien como Vian.
Vian fue un personaje genial pero incómodo. Tomó el pelo a la crítica presentándose como traductor de un autor de novela negra norteamericano, Vernon Sullivan, que nunca existió, pues sus novelas las escribió el propio Vian. Cuando se descubrió el truco, los críticos le volvieron la espalda y ningunearon su obra, lo que le llevó a dejar de escribir y a caer en un ostracismo totalmente inmerecido del que sólo salió décadas después de su prematura muerte.
Vian fue un personaje genial pero incómodo. Tomó el pelo a la crítica presentándose como traductor de un autor de novela negra norteamericano, Vernon Sullivan, que nunca existió, pues sus novelas las escribió el propio Vian. Cuando se descubrió el truco, los críticos le volvieron la espalda y ningunearon su obra, lo que le llevó a dejar de escribir y a caer en un ostracismo totalmente inmerecido del que sólo salió décadas después de su prematura muerte.
Además de novelista, Boris Vian fue poeta, dramaturgo, ingeniero, burócrata, sátrapa del Colegio de Patafísica, trompetista en una banda de jazz, compositor de una ópera (El caballero de las nieves), crítico musical, director artístico de una discográfica y cantante de cabaret. Es esta última faceta la que vamos a recordar a continuación.
La más famosa de sus canciones es Le Déserteur, un llamamiento a la insumisión que fue muy criticado en una Francia que estaba destinando cada vez más tropas a Argelia. Lo que entonces fue visto como una falta de patriotismo hoy es un canto a la libertad.
Vídeo de GalaicoBorges
Vídeo de GalaicoBorges
La confesión de un bebedor en forma de standard sobre un fondo de jazz decadente: Je Bois.
Vídeo de TaCleoh
La siguiente canción es una de mis favoritas de todos los tiempos. Espero que nadie le busque tres pies al gato y acabe viendo violencia de género, como se dice ahora, donde no la hay; tengamos un poco de sentido del humor, como hacía la cantante Magaly Noël al ponerle estupendamente la voz a Fais-moi mal, Johnny.
Vídeo de fabcale
Vídeo de fabcale
Podéis encontrar más información sobre Boris Vian, así como la letra de sus canciones en Le petit cahier du grand Boris Vian.
6 comentarios:
No has comentado que con su impostura burlona en Escupiré sobre vuestra tumba casi acaba en la cárcel por fraude. Eran otros tiempos, afortunadamente. Hoy le hubieran dado un programa de tv. Las canciones, maravillosas, pero el vídeo de Fais-moi mal es cutre con ganas, a pesar de que ella es muy mona y no lo hace tan mal como él. Johnny, definitivamente, era un blando.
Leí la espuma de los días hace muchísimos años y me sorprendió. A veces los milagros existen - como dice Maac- y hay ingenieros que son capaces de escribir algo que no sean números, y hasta incluso de hacer literatura.
Estas excepciones como Vian o como Benet, son eso sólo, excepciones. En general suelen ser personas muy polarizadas y -como consecuencia- bastante "flat" que dicen los ingleses, y según mi opinión bastante aburridas.
Si lo encontrara lo reelería el personaje se llamaba Sebastian, me equivoco?
Qué buena crónica, Titus, como siempre.
Feliz verano Titus!
Ximo, he mencionado que tomó a todos el pelo haciéndose pasar por traductor de las novelas de Vernon Sullivan, entre ellas "Escupiré sobre vustras tumbas". Es cierto que al final tuvo que confesar ante el juez la verdad y eso fue lo que acabó con su carrera. Por cierto, años después vendió los derechos de ese libro a una productora cinematográfica y aunque en principio colaboró con el guión de la película, sus continuas desavenencias con el director y el productor acabaron dejándole fuera. Asistió de incógnito al estreno de la película, al parecer con la intención de montar algún espectáculo para reventarla, pero la muerte le sorprendió en cuanto empezó la proyección. Tenía sólo 39 años. Otra cosa, en lo del vídeo de "Fes moi-mal" tienes toda la razón, pero es lo que hay en youtube.
Assai, los personajes de "La espuma de los días" son Colin, Chloé, Chik y Alise. Estoy pensando si hay algún Sebastián en los libros de Vian y no se me ocurre ninguno, aunque mi memoria es muy mala para estas cosas. Sobre lo que dices de los ingenieros, conozco algunos de ellos que no son nada aburridos, de la misma forma que conozco muchísima gente que estudió carreras de letras, muchos de ellos compañeros míos de carrera, y carecen de cualquier tipo de inquietud artística. No creo que se pueda generalizar por estudios o profesiones. En realidad la mayoría de la gente prefiere permanecer en un plácido aburrimiento, independientemente de lo que hayan estudiado o de si han estudiado o no.
Ah, se me olvidaba: Feliz verano a ambos.
Hay un Nicolás, el cocinero...Ay Señor, uf cuánto tiempo, ya no me acuerdo de nada...
Titus, además de escribir muy bien eres ponderado, qué suerte. Supongo que en mi apreciación del género parto de mi experiencia personal, en fín seguro que no debería extrapolarla ni aplicarla a todos los ingenieros.
Curiosamente hace muchiiiiiisimos años - porque recuerdo que yo la acababa de leer- se la regalé a un ingeniero que no pasó de la portada, seguro que no pertenecía al mismo género que "tus amigos ingenieros"
Bueno, parece que ya no queda nada para las vacaciones.
Feliz verano!
Yo los primeros libros de Vian que leí fueron los que tenían por casa mis hermanos, y uno de ellos es ingeniero, luego mi experiencia es totalmente opuesta. Ahora que lo pienso, los primeros discos de música clásica que escuché también eran suyos, aunque luego a mí me dió por seguir en el tema y a él no.
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