domingo, 20 de septiembre de 2009

Georgi Vinogradov, la voz que cantaba a los soldados


Tengo un disco, uno de mis favoritos, editado por Pearl llamado Tenors of the Bolshoi en el que se recopilan diversas arias y canciones cantadas por cuatro grandes tenores que desarrollaron sus carreras en la extinta URSS y que estuvieron en activo durante la II Guerra Mundial. Los cuatro tenores en cuestión son Ivan Kozlovski, Georgi Vinogradov, Sergei Lemeshev y Georgi Nelepp. Tres de ellos caben perfectamente en la categoría que da nombre al disco, tenores del Bolshoi, pues fue en el teatro moscovita donde triunfaron durante décadas. Sin embargo, hay uno, Georgi Vinogradov, que no encaja bien, pues nunca formó parte de ningún reparto en el Bolshoi. De hecho, nunca formó parte de ningún reparto en ningún teatro, sus incursiones operísticas fueron siempre en estudios radiofónicos. Al parecer, su voz era ideal para ser captada por micrófono (algo que, debido a la precaria tecnología, no ocurría con todas las voces) pero muchos de quienes lo oyeron cantar en vivo expresaron sus dudas de que pudiese superar el muro orquestal en un teatro. Recordemos que ya vimos un caso de tenor que triunfó en la radio y no sobre las tablas cuando hablamos de Joseph Schmidt.

Georgi Pavlovich Vinogradov, nacido en Kazán en 1908 y formado en el coro de la iglesia y posteriormente en el conservatorio (aunque como viloinista, no como cantante) empezó a cantar en recitales como amateur mientras estudiaba en la Academia Militar de Comunicaciones. No debió irle mal, pues pronto fue llamado para cantar en la radio y dejó la Academia en 1936, seis meses antes de graduarse, para dedicarse de lleno al canto. Tras grabar varios discos de música ligera y convertirse en un cantante de éxito, Vinogradov fue llamado a filas en 1941, en plena II Guerra Mundial. Sólo llevó uniforme los primeros días, pues pronto se le destinó a la unidad del ejército encargada de entretener y animar a las tropas en el frente. Vinogradov, junto con otros solistas y la orquesta de su unidad, permanecieron en Leningrado durante el larguísimo asedio alemán, actuando en más de cien ocasiones .

En 1951, tras haber sido durante una década considerado la voz de Rusia y haber obtenido multitud de éxitos al frente del Ensemble Alexandrov y del Coro del Ejército Rojo, Vinogradov cayó en desgracia con las autoridades soviéticas y su carrera acabó fulminantemente. Diferentes versiones nos hablan de una pelea de taberna con unos oficiales polacos como origen de su desgracia o simplemente de que su éxito empezó a desbordar lo que las autoridades consideraban inofensivo y decidieron atajar el problema de raíz. Sea una cosa o la otra, lo cierto es que Vinogradov nunca volvió a cantar, a pesar de estar en plena posesión de sus facultades canoras. Falleció en 1980, tras tres décadas de silencio.

Por encima de sus interpretaciones operísticas, Vinogradov era conocido durante la II Guerra Mundial por las canciones que interpretaba para las tropas, muchas compuestas para la ocasión, como la que vamos a escuchar a continuación. Solovi (ruiseñores) se hizo muy famosa entre las tropas rusas durante la contienda. En la canción se pide a los ruiseñores que permanezcan callados para dejar dormir a los soldados en la víspera de la batalla. Aunque existen versiones grabadas con posterioridad con mejor calidad de sonido he elegido esta, cantada a dúo por Georgi Vinogradov y el barítono Vladimir Bunchikov, por ser la versión que se radiaba durante la guerra.


Vídeo de SmilingPessimist

Más conocida es la canción En el bosque, junto al frente, un clásico de los coros rusos.


Vídeo de seigneursaladin88

Pasando ya a la ópera, vamos a escuchar la magnífica interpretación que hace Vinogradov del aria de Gritzko de la obra La feria de Soróchinsk de Músorgski.


Vídeo de musique0308

Escuchemos ahora un aria de la ópera El demonio de Antón Rubinstein.


Vídeo de musique0308

Y acabamos con la piedra de toque de los tenores rusos, el aria de Lensky de la ópera Eugen Onegin de Chaikovski.


Vídeo de musique0308

2 comentarios:

Joaquim dijo...

Pues me ha encantado.
No lo conocía de nada y se lo había escuchado alguna vez o me habían hablado de él, no me acordaba, la verdad.
No tiene el cuerpo que me gusta para cantar el Lenski, pero la melancolía de esa voz y de esa forma de cantar, es única e intransferible de las voces eslavas.
Sugerente en la preciosa escena de la ópera de Rubinstein que me encantaría verla representada alguna vez y fascinante en La feria de Soróchinsk, donde Stravinski fijó su inspiración para la consagración de la primavera.
Fantástico descubrimiento Titus

Titus dijo...

Pues me alegro de que te guste y de habértelo dado a conocer, después de las veces que tú has hecho lo mismo en In fernem land con tantas obras y tantos cantantes.