domingo, 18 de enero de 2009

Zarzuela en les Arts: El rey que rabió, de Chapí

No me gusta la zarzuela, vaya por delante. Podéis decir que tengo prejuicios, que no sé separarla de un contexto rancio (aunque yo nunca la ví en este contexto; de hecho, nunca la ví en ningún contexto), que estoy desinformado o que quiero romper España. O que yo maté a Kennedy, ya puestos, pero no me gusta. Hay gente a la que no le gusta Wagner, o Schönberg, o el barroco y nadie les acusa de nada, así que no veo por qué no me puede pasar lo mismo a mí con la zarzuela. Tampoco me gusta la opereta, ni los musicales, aunque de los tres géneros se puedan extraer fragmentos que sí me gusten.

No entiendo qué pinta una zarzuela en un abono de ópera, como tampoco entiendo por qué nos han colado un concierto sinfónico y un ballet. Y en el concierto sinfónico pienso disfrutar como un enano, pero creo yo que un abono de ópera es para ópera y no para otros espectáculos, que pueden estar muy bien y son muy respetables, pero no son ópera. Si en otros teatros era costumbre colar ballets en abonos de ópera y han dejado de hacerlo, no veo por qué Helga se destapa ahora con esto. Y encima en la tercera temporada, tras otras dos sin ballet, sin conciertos y con una zarzuela que está bordeando la ópera (La Bruja, también de Chapí), lo cual no significa que su inclusión en el programa no chirriara.

Ahora relajémonos, respiremos pausadamente.

Ommmmmmm. ¿Ya? Pues contínuemos.

Bueno, como os podéis imaginar iba con más bien pocas esperanzas y tras el primer acto casi puedo decir que vi confirmadas mis expectativas. Luego la cosa mejoró y al final los amigos levantiscos acabamos pasando un buen rato, aunque la práctica ausencia de comentarios acerca de la función en el entreacto y tras la misma es sintomática. Teníamos la cabeza más puesta en los anillos wagnerianos de junio y en el próximo Faust, que promete ser verdaderamente infernal, que en lo que se ofrecía en el Palau de les Arts.

Sobre la producción, la orquesta y el coro os remito a la crónica que hizo Atticus de la función del pasado día 11 de enero, que se puede aplicar perfectamente a la de ayer. Los únicos cambios respecto a ese día fueron los dos protagonistas, que paso a comentar. Pablo Martín Reyes en el papel del rey estuvo correcto, aunque sus medios no son nada del otro jueves. No tiene una voz muy grande y a veces costaba entenderle porque estaba tapado, excepto en los agudos que sí eran audibles aunque le sonaron un poco forzados. Su timbre no es demasiado agradable y en su romanza del tercer acto, el único momento exigente de su partitura, apianó la nota final, lo cual se agradece porque aporta algo de variedad al canto pero la verdad es que le quedó regulero. Elena de la Merced estuvo mucho mejor en un papel que no le supuso ninguna dificultad. Tampoco es la suya una voz especialmente grande, pero le bastó y le sobró para lo que tenía que cantar.

Es destacable la presencia de los hermanos Vicenç y Manel Esteve en los papeles de Jeremías y el general respectivamente. Vicenç estuvo muy bien en el rapidísimo racconto, y tanto por volumen como por timbre destacó por encima de Pablo Martín Reyes en los números de conjunto. Manel, de quien pude presenciar su debut como Tonio en un montaje de Pagliacci que se hizo hace unos años en Castellón y de quien guardo un grato recuerdo (de él, el resto del reparto era malo, malo) apenas tuvo oportunidad de demostrar lo que es capaz de hacer en un papel extenso pero poco agradecido. A ver si Helga le da una oportunidad.

Por cierto, si el Palau quería demostrar su apoyo a la zarzuela, un programa de mano en condiciones hubiese sido una buena forma de hacerlo. Ni una sola foto, ni un comentario, sólamente una sinopsis argumental (ni siquiera dividida en actos) y un estremecedor espacio en blanco para publicidad que nos augura años de vacas flacas.

6 comentarios:

Teresa G. dijo...

Ahhhh, Titus, por fin alguien que se atreve !!!! Suscribo totalmente tus dos primeros párrafos. Es más, añado, ¿porque los que no nos gusta NADA la zarzuela nos vemos forzados a dar tantas explicaciones o a ser tachados de prejuiciosos?

Y lo del ballet, pues más de lo mismo...Y en el Liceu aún nos endosan cada temporada uno en el abono.

A mi me parece magnífico que en los teatros de Ópera se haga ballet, zarzuela, cante la Marina Rosell o la Rosarito, incluso la Pantoja. Pero que igual que no nos meten a estos últimos en el abono, no entiendo porque entra lo otro. A quién les guste,con todo el derecho del munco, se compran la entradita y tan contentos.

Es que llevaba tiempo con el tema acumulado, ahora, como tu dices..
000000000MMMMMMMMMMM

Joaquim dijo...

La programación de un teatro depende de la dirección, no del público.
Si dependiera del público, lo más probable es que cada año viéramos La Bohème, Carmen, Traviata y Cavalleria i Pagliacci.
Aún así, nadie nos asegura que una Bohème con cuatro mindunguis no sea un desastre.
A la zarzuela se la trata mal y obviamente el resultado acostumbra a ser negativo.
Hay teatros importantes de opera, que alternan los géneros dentro de una temporada y no pasa nada.
A mi no me gusta demasiado Monteverdi, pero si lo montan bien, no pondré pegas.
Otra cosa es que nos cuelen el ballet, como si a la gente que le gusta la ópera tenga que gustarle el ballet, o viceversa, son temas, espectáculos y artes que nada tienen que ver, aunque puedan coincidir en que ambos utilizan la música.
La ópera y la zarzuela, si nos ceñimos a la música y el canto, no difieren. Si el rigor, la ambición y los medios que rodean a las óperas se utilizaran del mismo modo para la zarzuela, los resultados serían otros.
Si un teatro monta una zarzuela con Garanca, Villazón y Netrebko, no crea que sea un desastre precisamente, ni artístico, ni económico.
Ellos no creo que dijeran que no si la propuesta fuera interesante.
El éxito mundial de la última producción, que a mi no me gustó, de la Luisa Fernanda, así lo atestigua.
Si un teatro monta una Boheme con los artistas de El Rey que Rabió en Les Arts, seguramente será un fracaso, como este espectáculo, según se desprende de esta crónica.

Alfredo dijo...

...a mí, si me gusta la Zarzuela, es mas, fué lo primero que oí mas parecido a la Opera, con 10 años empezé a acompañar a mi Padre los Domingos por la tarde a ver Zarzuela en el Teatro del Patronato (hoy, Sala Escalante) y durante varios años asistí invariablemente Domingo tras Domingo a sus representaciones, recuerdo que yo iba a ese colegio y lo primero que hacía era buscar con espectación el cartel que colgado al principio de la calle Landerer anunciaba la del próximo fin de semana, evidentemente como en la Opera tengo mis preferidas, por eso me decepcionó que con tanta zarzuela conocida el Palau eligiese "la Bruja" que además me tocó en el paquete de mi turno.

Entiendo que el problema no es si "la Bruja " no y "Bohemios" si,
sino si la Zarzuela debe ocupar un espacio en el paquete de los turnos, logicamente siempre a costa de dejar fuera una Opera

Por lo demás es un tema muy interesante y coincido en muchos matices expuestos en el Post y en los comentarios anteriores, este año no me tocado "El rey..." y tampoco me he molestado en buscar entradas (que creo que las había)pero al igual que existen otros conciertos, yo la sacaría fuera de abono

Abrazos

Atticus dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Atticus dijo...

Buenísima crónica Titus. Aunque a mi si me gustan la zarzuela, la opereta y los musicales (en general, lógicamente como en todo hay buenos, malos y repugnantes) coincido plenamente en tu comentario. Estando en una tercera temporada no entiendo que continúe el impuesto revolucionario "si quieres abono de ópera me compras zarzuela" (o ballet o concierto sinfónico).
Lo del programa de mano me pareció impresentable y una clara muestra de que a Helga, en el fondo, le chupa un pie la zarzuela y su público.

maria teresa dijo...

A mi modo de ver un abono de ópera ha de ser de ópera, luego si el teatro quiere ofrecer, fuera de abono, un ballet o una zarzuela, que lo haga y se la juegue. Yo me he tragado algunos "bailes" que ya,ya.Hubiera preferido una zarzuela, aunque no me entusiasme en general, algunas partes si que me gustan...lo peor es cuando hablan.