Antes que nada, quiero agradecer su generosidad a José Luis pues gracias a él pude asistir a la función de Fidelio de ayer en el Palau de les Arts, aprovechando su entrada ya que él no pudo hacerlo.
La función de ayer me dejó mejor sabor de boca que la que ya comenté hace dos semanas porque a una orquesta y un coro excelentes se unió una ligera mejoría en la actuación de Yevgueni Nikitin como Pizarro y una más notable en Jennifer Wilson como Leonore/Fidelio. Aunque sigo creyendo que este papel no es adecuado para las características de la soprano norteamericana y que haría bien si lo eliminara de su repertorio, he de decir que ayer estuvo mucho mejor que el pasado día 11 y que, a pesar de que siguió sufriendo con las agilidades y llegando apurada a los agudos, consiguió salvarlos sin caer en el grito como desgraciadamente hizo entonces.
Zubin Mehta dirigió tan bien como en mi anterior visita a Les Arts, y la orquesta y el coro volvieron a demostrar su excelencia, especialmente al final de la ópera, donde ambas formaciones tienen ocasión de lucirse con una espectacular obertura Leonora III y con el coro final.
Pero si había ayer algo que llamase la atención en el reparto era la aparición, sólamente para esta función, del tenor más mediático de la actualidad, Jonas Kaufmann, que se encargó del difícil pero breve papel de Florestan. A pesar de la poca publicidad que se hizo de su presencia, lo cual resulta sorprendente, gran parte del público de ayer (que no llenó el teatro, aunque faltó poco) venía de otras ciudades sólo para ver a la estrella alemana. Algunos, incluso, para escucharlo. Bueno, esto último es una maldad, pero es que yo soy así, malvado. Mwahahaha!!!
Todo hacía presagiar un éxito: Kaufmann venía de triunfar con un excelente Siegmund en el Met, canta una obra que conoce a la perfección y con la que ya ha obtenido grandes éxitos, en alemán (lo cual es importante no sólo por la dicción y la prosodia propias de un nativo, sino también porque su particular emisión suena más natural cuando canta en su propia lengua que cuando lo hace en francés o italiano). Además, se trata de un cantante que suele ser bastante regular, para lo bueno y para lo malo, así que todos estábamos convencidos de que la cosa iría bien y así fue. Pero independientemente de la crónica de un éxito anunciado, muchos teníamos curiosidad por escuchar en vivo esa voz tan peculiar, o mejor dicho, esa voz emitida de forma tan peculiar, para ver si la cosa funcionaba o no. Vamos a tratar de analizar sus características, siempre desde la profunda ignorancia y el atrevimiento que caracteriza estos apuntes.
Para empezar, ayer Kaufmann estuvo muy bien. Su voz es más grande de lo que pensaba, pero también más opaca, lo que le resta presencia en los números de conjunto. Mientras que cuando cantaba solo su voz llenaba el teatro, si lo hacía junto a Wilson o Nikitin había que hacer un esfuerzo para distinguirla. Su zona alta siempre me ha parecido lo mejor de este tenor y así fue, no sólo porque es la única que está liberada y tiene cierto squillo, sino porque además la alcanza con aparente facilidad y eficiencia. Por contra, su zona media suena gutural, lo que da a su voz ese tono oscuro que tanto gusta a algunos pero que a mi se me atraganta, no sólo porque lo encuentro poco tenoril, sino porque además suena a oscurecimiento artificial. Pues bien, en vivo la sensación de artificialidad disminuye notablemente y aunque la emisión sigue siendo extraña, el centro parece más integrado con el agudo. El timbre resulta más aterciopelado que en las grabaciones, donde muchas veces se da un sonido que algunos llaman "viril" y otros "orco de Mordor", y aunque no es de una belleza arrebatadora, tampoco está desprovisto de atractivo. Estaríamos pues ante un cantante al que no le sienta bien el micrófono, que pone al descubierto irregularidades que quedan camufladas en el teatro. Un caso raro, pues la mayoría de cantantes actuales suelen quedar muy resultones en estudio pero pocas veces dan la talla en directo.
Más allá del análisis de su voz, una de las principales características de su canto es su cuidado de los matices, las dinámicas y la línea de canto. No defraudó en esta faceta, donde hay que destacar, además, su dominio del legato, su fraseo incisivo y su adecuación estilítica, también en lo actoral, donde se implicó mucho. Sólo hubo un exceso, para mi gusto, y este fue el inicio de su escena del segundo acto con la palabra Gott! iniciada en pianissimo y progresando hasta el forte. Aparte de un efecto de dudoso gusto, el sonido en pianissimo fue ciertamente feo y débil, totalmente descolgado del resto del aria, que cantó estupendamente.
Por último, una vez escuchados dos de los tenores que cantan el papel de Florestan en esta producción (falta Lance Ryan, al que no podré escuchar), debo decir que si tuviese que elegir, a pesar de estar ambos muy bien, me quedaría con Peter Seiffert. Otra opinión, probablemente, tendría si ambos hubieran venido a cantar el Siegmund de Die Walküre, pues la juventud y la resistencia de Kaufmann le harían ganar muchos enteros frente al veterano Seiffert, pero hoy por hoy, el maillot amarillo de los Florestanes lo sigue vistiendo Seiffert. Afortunadamente, no hay por qué elegir y podemos escuchar a ambos, incluso a Ryan, al que deseo lo mejor en su próxima actuación.
La función de ayer me dejó mejor sabor de boca que la que ya comenté hace dos semanas porque a una orquesta y un coro excelentes se unió una ligera mejoría en la actuación de Yevgueni Nikitin como Pizarro y una más notable en Jennifer Wilson como Leonore/Fidelio. Aunque sigo creyendo que este papel no es adecuado para las características de la soprano norteamericana y que haría bien si lo eliminara de su repertorio, he de decir que ayer estuvo mucho mejor que el pasado día 11 y que, a pesar de que siguió sufriendo con las agilidades y llegando apurada a los agudos, consiguió salvarlos sin caer en el grito como desgraciadamente hizo entonces.
Zubin Mehta dirigió tan bien como en mi anterior visita a Les Arts, y la orquesta y el coro volvieron a demostrar su excelencia, especialmente al final de la ópera, donde ambas formaciones tienen ocasión de lucirse con una espectacular obertura Leonora III y con el coro final.
Pero si había ayer algo que llamase la atención en el reparto era la aparición, sólamente para esta función, del tenor más mediático de la actualidad, Jonas Kaufmann, que se encargó del difícil pero breve papel de Florestan. A pesar de la poca publicidad que se hizo de su presencia, lo cual resulta sorprendente, gran parte del público de ayer (que no llenó el teatro, aunque faltó poco) venía de otras ciudades sólo para ver a la estrella alemana. Algunos, incluso, para escucharlo. Bueno, esto último es una maldad, pero es que yo soy así, malvado. Mwahahaha!!!
Todo hacía presagiar un éxito: Kaufmann venía de triunfar con un excelente Siegmund en el Met, canta una obra que conoce a la perfección y con la que ya ha obtenido grandes éxitos, en alemán (lo cual es importante no sólo por la dicción y la prosodia propias de un nativo, sino también porque su particular emisión suena más natural cuando canta en su propia lengua que cuando lo hace en francés o italiano). Además, se trata de un cantante que suele ser bastante regular, para lo bueno y para lo malo, así que todos estábamos convencidos de que la cosa iría bien y así fue. Pero independientemente de la crónica de un éxito anunciado, muchos teníamos curiosidad por escuchar en vivo esa voz tan peculiar, o mejor dicho, esa voz emitida de forma tan peculiar, para ver si la cosa funcionaba o no. Vamos a tratar de analizar sus características, siempre desde la profunda ignorancia y el atrevimiento que caracteriza estos apuntes.
Para empezar, ayer Kaufmann estuvo muy bien. Su voz es más grande de lo que pensaba, pero también más opaca, lo que le resta presencia en los números de conjunto. Mientras que cuando cantaba solo su voz llenaba el teatro, si lo hacía junto a Wilson o Nikitin había que hacer un esfuerzo para distinguirla. Su zona alta siempre me ha parecido lo mejor de este tenor y así fue, no sólo porque es la única que está liberada y tiene cierto squillo, sino porque además la alcanza con aparente facilidad y eficiencia. Por contra, su zona media suena gutural, lo que da a su voz ese tono oscuro que tanto gusta a algunos pero que a mi se me atraganta, no sólo porque lo encuentro poco tenoril, sino porque además suena a oscurecimiento artificial. Pues bien, en vivo la sensación de artificialidad disminuye notablemente y aunque la emisión sigue siendo extraña, el centro parece más integrado con el agudo. El timbre resulta más aterciopelado que en las grabaciones, donde muchas veces se da un sonido que algunos llaman "viril" y otros "orco de Mordor", y aunque no es de una belleza arrebatadora, tampoco está desprovisto de atractivo. Estaríamos pues ante un cantante al que no le sienta bien el micrófono, que pone al descubierto irregularidades que quedan camufladas en el teatro. Un caso raro, pues la mayoría de cantantes actuales suelen quedar muy resultones en estudio pero pocas veces dan la talla en directo.
Más allá del análisis de su voz, una de las principales características de su canto es su cuidado de los matices, las dinámicas y la línea de canto. No defraudó en esta faceta, donde hay que destacar, además, su dominio del legato, su fraseo incisivo y su adecuación estilítica, también en lo actoral, donde se implicó mucho. Sólo hubo un exceso, para mi gusto, y este fue el inicio de su escena del segundo acto con la palabra Gott! iniciada en pianissimo y progresando hasta el forte. Aparte de un efecto de dudoso gusto, el sonido en pianissimo fue ciertamente feo y débil, totalmente descolgado del resto del aria, que cantó estupendamente.
Por último, una vez escuchados dos de los tenores que cantan el papel de Florestan en esta producción (falta Lance Ryan, al que no podré escuchar), debo decir que si tuviese que elegir, a pesar de estar ambos muy bien, me quedaría con Peter Seiffert. Otra opinión, probablemente, tendría si ambos hubieran venido a cantar el Siegmund de Die Walküre, pues la juventud y la resistencia de Kaufmann le harían ganar muchos enteros frente al veterano Seiffert, pero hoy por hoy, el maillot amarillo de los Florestanes lo sigue vistiendo Seiffert. Afortunadamente, no hay por qué elegir y podemos escuchar a ambos, incluso a Ryan, al que deseo lo mejor en su próxima actuación.
10 comentarios:
Qué extraño. A mi particularmente lo que más me gustó fue ese ataque en pianissiiiiiiisssiiiiiimo de Gott!!
Como cantante os puedo decir que hacer un ppppp de estas características y que sea AUDIBLE en toda la sala, no es para cualquiera!
Para mi, es el mejor tenor de la actualidad y con esa voz sana y generosa, creo que seguirá siéndolo por mucho tiempo.
Bienvenido, JR-Junior. Entiendo que te gustase el Gott! en pianissimo, ya digo en la entrada que fue un exceso para mi gusto, que es algo subjetivo. Por otra parte, entiendo que hacer pianissimi es difícil, pero se pueden hacer bien o mal, y si el sonido, además de menos intenso, es blanquecino y debilucho, diferente en color al registro normal del cantante,no se trata de un efecto bien conseguido. Otra cuestión sería si ese pianissimo, esté bien o mal hecho, viene a cuento en ese momento o resulta efectista. Pero, con todo, no deja de ser un detalle en medio de una actuación que en conjunto sí me gustó.
Estaba deseoso de conocer vuestras crónicas puesto que al final no pude asistir y me quedé con la entrada en la mano.
Entiendo que el balance es muy positivo, más de lo que esperaba puesto que señalas que su emisión central suena menos artificial que en disco. Tendré que esperar a otra ocasión para comprobarlo.
Lo que parece claro es que Kaufmann se mueve mucho mejor en el repertorio alemán, pero dudo que se centre sólo en este.
Me ha gustado mucho leer tu crónica, como siempre ponderada y muy bien argumentada, felicidades.
En el terreno de las curiosidades, el ataque del Gott en crescendo sólo recuerdo ahora habérselo escuchado a Kollo aparte de Kaufmann. Hasta los más adeptos al tenor reconocer la falta de calidad de su emisión en piano.
Me'n alegro que t'agradés Titus, ja saps que per a mi i sobretot en el repertori alemany i també el francès, és un tenor que valoro moltíssim, que sempre té coses diferents a oferir i amb una especial sensibilitat que el diferència de la resta.
No estic tan segur que el caire que ell dóna a la seva carrera sigui el que li convé, però millor que ell no ho deu saber ningú, o això és el que m'agradaria suposar.
El seu pianíssim en el Got, amb la graduació corresponent em sembla magnífic o sigui que no tots els seus adeptes reconeixent la manca de qualitat en l'emissió del piano, com diu l'amic Golaud. Llàstima que Golaud no el pogués veure, m'interessava molt la opinió de tots aquell que us mostràveu més asèptics.
Gràcies per l'excel·lent crònica.
Vista tu crónica, no eres el único que has salido ganando. ;-)
Estupenda crónica, Titus, de una excelente función.
Estoy de acuerdo prácticamente en todo lo que dices. El nivel de los cantantes fue bastante superior al del estreno (que fue el otro día que acudí yo). Diríase que con la presencia de Kaufmann estaban todos con motivación extra.
Creo que el alemán compuso un Florestán magnífico, distinto desde luego del de Seiffert, que puede gustar más o menos, pero de indudable mérito. A mí su "Gott!" me pareció espléndido. Es verdad que lo inició en lo que parecía falsete, pero el crescendo fue espectacular.
A mí este hombre en repertorio alemán y francés me gusta mucho y creo que si centrase ahí su carrera el resultado sería mucho más positivo, al menos vocalmente.
Veremos que nos ofrece Ryan el domingo, aunque tiene más que difícil superar a sus antecesores.
Un abrazo
Golaud, se te echó de menos. Kaufmann, como tú dices, destaca en repertorio alemán, pero el italiano es otro cantar, nunca mejor dicho.
Joaquim, jo també pense que Kaufmann deuria centrar la seua carrera en repertori alemany. Per exemple, podria seguir l'exemple de Seiffert i anar incorporant a poc a poc els rols que canta aquest. Però no crec que siga així.
José Luis, desde luego que no. Parece que todo el reparto decidió ponerse las pilas ante tan mediática compañía. Seguro que habrías disfrutado mucho de haber podido venir.
Atticus, aunque con distintos puntos de vista acerca del Gott!, no estamos tan en desacuerdo. Tú dices que empezó flojo y el crescendo fue a mejor, yo digo que para ir de flojo a bueno es mejor empezar con lo bueno y dejar lo flojo, o sea, empezar en forte.
Ya contarás qué tal está Ryan, tengo mucha curiosidad y aunque no creo que ocurra, me encantaría que obtuviese un gran éxito.
Sempre que escriviu les cròniques del que heu anat a veure, m'agrada molt llegir-les, i si no us envio comentaris en aquesta mena d'apunts (he decidit, imitant en Joaquim “infernemlandaire”, no escriure més “posts”) es perquè sempre em sembla sobrer el que se m'acut dir un cop he acabat la lectura, però aquesta vegada sí que ho faig perquè, com he confessat moltes vegades, Kaufmann, des que li vaig sentir cantar l'”ària de flor”, de “Carmen”, em va emocionar, tant!, que fins i tot no he d'utilitzar cap recurs memorístic per recordar-me del seu nom tot i que, també he de confessar, que a vegades no recordo si el cognom s'acaba amb una “n” o amb dues.
Bé, doncs, al gra: No saps l'alegria que m'has donat dient que, en directe, t'hagi agradat tant en Kaufmann, i saber, perquè de tu me'n refio, que la veu d'aquest tenor sona millor dalt d'un escenari que no pas gravada a través de micròfon, ja que penso que si ja m'agrada, i molt, sense haver-lo sentit mai en directe, de ben segur que m'entusiasmarà si un dia tinc l'oportunitat d'anar a una representació on ell hi actuï, i que espero que no sigui d'aquí a molts anys, no fos cas que em passés el mateix que em va passar amb el meu admirat Ramey amb qui, a la primera vegada que vaig sentir cantar al Liceu, vaig tenir una de les decepcions més grans de la meva vida (i no t'exagero), ja que la seva veu res tenia a veure amb aquell portent de facultats vocals que tant i tant admirava, fins al punt que, si em dic Assur, és com a homenatge a ell...
De bon principi, vaig dubtar, perquè el Ramey estava també excels en el paper de “La italiana...”, si em posava Mustafà, però em va semblar que sonaria molt poc operístic, i quan vaig pensar en la possibilitat de batejar-me com a Pappataci, vaig treure-m'ho del cap immediatament, ja que vaig pensar que quan algú em preguntés, tal com fa Mustafà, “Pappataci?... Ma che vuol poi significar?”, ja m'imaginava a mi mateix escurant-me la gola i, intentant entonar tant com em fos possible, contestar: “A coloooor che mai noooOOOoon sanno...”, i la cara que posaria pobra pensant-se que estava tocat del bolet...
Ui, Titus, disculpa!!!... Que jo anava cap a Castelló i veig que ja sóc gairebé a Andorra!!!...
Déu-del-cel!, i quina facilitat tinc per anar-me'n, tal i com un dia vaig sentir que deia una senyora a la ràdio, “pels rostos d'Ubeda” (així, sense accent a la “u”) :))
Oh, i el bo del cas és que t'he dit que aniria al gra i veig que m'he allargat tant que potser, el que et volia dir, no m'hi cabrà en un sol comentari...
Mira, saps què?... No ens arrisquem: tancaré aquí aquest, i continuo en el comentari següent. D'acord?... Torno de seguida...
Hola!, veus que ràpid?... Ja torno a ser aquí!
No; el que et volia dir en referència al tema de les veus a través del micròfon, és que el Servei Bibliogràfic de l'ONCE, està dividit en dos departaments: el de braille, que és on jo treballo, i el de so, on es graven llibres de tota mena per a les persones cegues que no saben, o no poden (els diabètics, per exemple, no poden perquè tenen molt minvat o nul el sentit del tacte), o no volen, llegir en braille.
Jo era molt amic del cap del departament de so que hi havia fa uns anys, i un dia em va cridar al seu despatx perquè em volia ensenyar una cosa: Em va posar un curt fragment d'un text que havia gravat una noia i em va preguntar que què em semblava aquella veu. Vaig contestar-li que em semblava, francament, molt bona i, dit això, em va preguntar si reconeixia aquella lectora... Vaig tornar a escoltar-la amb molta més atenció, i vaig dir-li que no, que no em sonava, tot pensant-me que era el d'alguna locutora de ràdio a qui jo no coneixia...
Doncs va resultar que era la veu d'una companya de la feina amb qui haviem parlat desenes de vegades i que res tenia a veure amb la veu que havia gravat aquell text!
I és que, segons em va explicar, en el món de l'àudio sempre s'ha dit que hi ha veus que ens semblen normals i corrents quan les sentim i que, en canvi, els micròfons “les estimen” fins al punt de transformar-les en precioses veus “radiofòniques” i que, en canvi, algunes veus que ens sonen precioses, els mateixos micròfons els fan perdre tota la bellesa perquè no “les estimen”...
En fi, m'he enrotllat molt només per dir-te això, però m'ha semblat que et resultaria interessant.
Ah, per cert!: Ja que he parlat abans de “La italiana...”, què tal la vostra donna Isabela?... Dóna molta guerra?... Ja li has fet escoltar el “Parsifal”?... Mira que com li agradi més Rossini o..., calla, calla... Mira que si et diu que vol escoltar, cada dia abans d'anar a dormir, “El coro de las fregadoras” de la sarsuela “La novia de la bata verde”... :))
Va, va, que ja acabo de fer l'”índiu”! (Faig igual que les criatures, que s'esveren, s'esveren, i després no hi ha qui les aturi.)
Una forta abraçada!
Hola, Assur! No volies fer un post i has acabat fent dos! I jo que m'alegre, tant de bo foren tres o quatre.
Si t'agrada Kaufmann en gravacions, en directe t'hauria encantat. Jo el vaig conèixer cantant en gravacions i en italià i em va semblar un horror, i encara m'ho sembla. Pareix que fins i tot molts dels seus seguidors coincideixen en que no és l'italià el seu repertori idoni. Després el vaig escoltar en repertori francés, on tampoc no em va agradar, i per últim en alemany, on m'agradava més. El seu Lohengrin em va parèixer correcte, amb alguns detalls de qualitat pero encara no em va arribar a convèncer, cosa que sí que va fer amb el seu recent Siegmund a Die Walküre al Met.
Com ja he dit al post, la veu sona millor en directe, pareix més avellutada que en gravació, tot i que es nota que engola moltíssim, però no molesta tant com en disc.
És curiós com els micròfons poden arribar a potenciar o perjudicar les característiques tímbriques de les veus. Recorde el cas del tenor Joseph Schmidt, que va basar la seua carrera en gravacions i del que dien que la seua veu quedava millor en gravacions que al natural. Ja vaig parlar una vegada d'ell al blog, fa tres anys:
http://elblogdetitus.blogspot.com/2008/03/joseph-schmidt-el-tenor-del-pueblo.html
Sobre la criatura, et contestaré per mail. Ara bé, l'únic que et confirme és que no m'ha demanat escoltar el "coro de las fregadoras" de "la novia de la bata verde", de moment prefereix la romanza "Ay, que buen mozo, y además tiene hanegadas", de la sarsuela murciana "Orgullo Panocho".
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