Como es sabido, Wolfgang Amadeus Mozart pasó su adolescencia viajando por toda Europa junto a su padre, llevando a cabo el equivalente a una moderna gira de conciertos. Con doce años, de camino a Nápoles, los Mozart se detuvieron en Roma coincidiendo con la Semana Santa. Era costumbre en la época interpretar el Miserere de Gregorio Allegri en la Capilla Sixtina, en presencia del Papa, durante el Oficio de Tinieblas el Miércoles Santo y el Viernes Santo. Tal interpretación se hacía a la luz de trece velas que representaban a Jesús y los doce apóstoles y que se iban apagando una a una hasta acabar en completa oscuridad. Era tal el efecto que se conseguía con la unión de la música y la liturgia que el Papa Urbano VIII, quien había encargado la obra a Allegri, prohibió su transcripción y su ejecución fuera del Vaticano bajo pena de excomunión. La iglesia, como vemos, siempre ha sido muy dada a preservar sus misterios.
Pero ¿quién fue Gregorio Allegri? Nacido y muerto en Roma (1582-1652), Allegri fue un sacerdote que dedicó su vida a la música sacra, primero como niño cantor y tras su cambio de voz (de soprano a tenor) como miembro de diversos coros, entre ellos el de la Capilla Papal, del que formó parte hasta su fallecimiento. Además de su faceta como cantante fue un destacado compositor, tanto de obras de estilo barroco temprano como de música polifónica en la más pura tradición renacentista, en la que se inscribe su Miserere. Allegri había estudiado música con Giovanni Maria Nanini, íntimo amigo de Palestrina, por lo que hay un nexo de unión entre las obras de uno y otro.
El Miserere de Allegri está compuesto para dos coros que cantan a cappella. Uno de ellos, de cuatro voces, canta una versión simple del tema original y el otro, de cinco voces, situado a distancia del primero, le responde con una versión más elaborada del mismo tema.
Retomemos el hilo de la historia. Mozart y su padre asisitieron la madrugada del Miércoles Santo de 1769 a la interpretación del Miserere de Allegri en la Capilla Sixtina, atraídos por la inacesibilidad y la consiguiente fama de una música de la que todos hablaban pero que muy pocos habían escuchado. Al acabar el oficio regresaron a su alojamiento y el jóven genio transcribió de memoria los doce minutos de música polifónica al papel pautado, violando así la prohibición papal. Ojo al dato, que diría Supergarcía: doce minutos de música polifónica transcritos de memoria tras una única escucha. Para asegurarse de que la transcripción era absolutamente fiel al original, padre e hijo volvieron a la Capilla Sixtina el siguiente Viernes Santo con la copia escondida en el sombrero de Wolfgang y realizaron unas cuantas correcciones menores.
¿Es esta historia real o es una leyenda? Pues todo indica que es real, a juzgar por la carta, que aún se conserva, enviada por el padre de Mozart a su mujer desde Roma en aquellas fechas:
[...] ¡Tenemos el Miserere! Wolfgang lo ha transcrito y te lo enviaríamos a Salzburgo junto a esta carta si no fuera necesario que estuviéramos nosotros allí para interpretarlo. Porque la manera de cantarlo contribuye, en mayor medida aún que la propia composición, al efecto que produce en el auditorio [...].
Los Mozart continuaron con sus viajes por Europa y en uno de ellos se cruzaron con el historiador británico Dr. Charles Burney, a quien dieron una copia de la partitura para que la publicara en Londres. La reacción del Papa Clemente XIV cuando se enteró del robo efectuado por el niño prodigio no fue la excomunión, como hubiese sido de esperar, sino llamarle a Roma para alabar su maestría musical y concederle la orden de la Espuela de Oro. El Papa Clemente hizo honor a su nombre. Me gustaría saber qué habría pasado de haber existido la SGAE por aquel entonces, seguro que la historia habría acabado con Mozart excomulgado y pudriéndose en una celda del Vaticano.
Supongo que si habéis llegado hasta aquí estaréis deseando escuchar el Miserere de Allegri. Pues bien, aquí tenéis esta obra que fue secreta hasta que Mozart se encargó de que dejara de serlo, interpretada por el coro del New College de Oxford.
6 comentarios:
Con la Semana Santa estamos todos más papistas que el Papa.
Parece ser que cuando se hacía la oscuridad total todo el mundo comenzaba a dar golpes con los libros de los oficios para simular el terremoto que se dice sucedió a la muerte de Jesús. Esto impresionaría al más pintado, además era una buena ocasión para localizar a alguien que te cayera mal y arrearle un librazo sin temor a ser visto.
La pena es que no conocemos las ornamentaciones que se hacían antes siglo XIX, aunque se publicaron versiones con anterioridad las mismas no las incluían, así que lo que nos ha llegado posiblemente sea un pálido reflejo de lo que pudo haber sido en el XVII y XVIII.
La interpretación de tan maravillosa obra en el fenomenal marco y a la luz que describes yo tampoco la olvidaría en mi vida. Alucinante en toda su amplia acepción.
La mañana de Viernes Santo, amanece con la hermosísima música y magníficas voces de este Miserere que escucho desde el silencio interior que, desde siempre, es mi alcoba secreta del alma... Gracias.
M’he quedat ben estremit escoltant aquest Miserere, Titus! Havia llegit, o n’havia sentit a parlar, de la història que expliques de Mozart, però no sabia que la protagonista de la còpia fos aquesta peça que, et repeteixo, m’ha deixat ben frapat, i no deixa de ser curiós que, un cop més, un descregut (tal com em dia la meva bona mare) com jo l’emocioni tant la música religiosa: No pots imaginar-te, per exemple, com arribo a difrutar amb les misses!, tant és així que per fer la guitza a la meva mare li deia que no es preocupés per la meva ànima, ja que si bé no anava a missa des del dia que em vaig casar, i em vaig casar per la església per no donar-li un disgust, n’havia sentit tantes i tantes vegades, de misses, que de ben segur que em valdrien d’alguna cosa el dia del judici final. :)
Un “post” magnífic, Titus. Moltes gràcies!
Et comprenc perfectament, jo també sóc un descregut i també estime la música religiosa. I és que cal reconèixer que en quant a liturgia eren uns mestres, sabien com convertir una missa en un espectacle, encara que ara això ja no estiga de moda. Potser si un encara puguera sentir coses com aquesta, ens veurien més a sovint per les esglésies.
HAHAHAHA!!! Auntèntics mestres, sense cap mena de dubte!, i pel que fa al que dius al final, moltes vegades m'ho he imaginat que parlos amb algú i li dic: "Què et sembla si ens trobem a la sortida de missa d'11 de Sant Josep per anar a fer el vermutet?... Sí, a la d'11, que fan la "Nelson", d'Haydn, i al vespre, si et sembla, podem anar la de 8 a Santa Maria, que fan la "en si menor", de Bach i, sortint, anem a fer un pa amb tomàquet a la llesqueria del carrer Arnús..."
HAHAHAHAHA!!! Una abraçada, Titus!
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